Agustina fue asesinada el 21 de agosto de 2019 por múltiples golpes de puño que le provocaron la muerte. Cruz, que en ese momento era pareja de la madre de la niña, fue condenada a prisión perpetua por el tribunal integrado por Horacio Yangüela, Patricia Asaro y Patricia Reyes bajo la calificación de homicidio doblemente agravado por alevosía y ensañamiento.
La defensora pública María Laura Martensen apeló la medida y solicitó que se rebaje la condena. Entre sus argumentos, indicó que “la prisión perpetua es una pena inhumana y degradante, que destruye la vida útil de la imputada”. Y sostuvo que había sido “una olla a presión, por eso explotó”. En su réplica, el fiscal Jorge Bugueño, quien llevó adelante la investigación, contestó que “la niña no tuvo siquiera la oportunidad de vivir”.
En su resolución, los camaristas Leonardo Pitcovsky, Rafael Lucchelli y Flavia Trincheri confirman el agravante de “alevosía”, pero afirmaron que no hubo “ensañamiento”. Incluso uno de los magistrados, el doctor Pitcovsky, valoró que no se daban ninguno de los agravantes, pero su voto fue en minoría. De todas formas, con el agravante de alevosía la pena continúa siendo única, de prisión perpetua. El caso, por tener una pena superior a los 10 años, como establece el Código Procesal de Chubut, será reenviado al Superior Tribunal de Justicia para su revisión.