Argentina jugará la final de la Copa América ante Brasil en el estadio Maracaná, el próximo sábado, tras vencer en la semifinal a Colombia por 3 a 2 en definición por tiros penales luego de empatar 1 a 1 en los 90 minutos regulares, instancia en la que el arquero Emiliano «Dibu» Martínez contuvo tres de los cinco disparos que le ejecutaron en el estadio Mané Garrincha, de Brasilia.
De esta manera el seleccionado argentino jugará su tercera final de este certamen en las últimas cuatro ediciones, luego de haber perdido ante Chile, por penales, las de 2015 y 2016.
Y lo hará luego de recorrer invicto la fase de grupos y los cuartos de final, jugando siempre de la misma manera, con arranques explosivos y goleadores y tramos posteriores en los que los apagones futbolísticos son evidentes y por eso termina sufriendo, aunque a manera de contraste sin recibir goles.
De hecho en fase de grupos y en el único partido que empató (1-1), el tanto que le convirtieron fue de un rebote de un tiro penal, ya que después fueron sendos 1 a 0 sobre Uruguay y Paraguay, más el 4-1 cómodo sobre Bolivia y el posterior 3-0 sobre Ecuador en cuartos.
Y esos triunfos se sostuvieron, además de las inconmensurables tareas del capitán, Lionel Messi, en las lecciones que iba aprendiendo el técnico Lionel Scaloni de un partido a otro, y que lo llevaron a realizar cambios que siempre sonaron atinados.
Por ejemplo del partido reciente con Colombia por eliminatorias mundialistas sacó la conclusión de que Juan Guillermo Cuadrado le ganaba el lateral izquierdo a Marcos Acuña y hoy incluyó a Nicolás Tagliafico en su lugar, porque tiene más marca, y el defensor del Ajax neerlandés respondió satisfactoriamente.
Después advirtió que en el encuentro anterior frente a Ecuador y pese a lo holgado del marcador final, hubo problemas en el retroceso de apoyo del volante central, por entonces Leandro Paredes, a los marcadores centrales, y por eso esta vez incluyó a Guido Rodríguez, que venia cumpliendo bien esa función cada vez que ingresaba.
Esos dos ajustes parecían los correctos y de hecho lo fueron, sobre todo porque cuando después del gol conseguido a los seis minutos de iniciado el juego por Lautaro Martínez tras la decimocuarta asistencia de Messi en Copa América, los colombianos dieron un paso al frente y complicaron el desarrollo futbolístico de Argentina con una presión alta sobre el primer pase que obligó siempre al arquero Emiliano Martínez a jugar con los pies.
Messi pareció estar fresco en un par de apiladas iniciales de la suyas, casi de «otros tiempos», pero lo que pasó en fase de grupos cuando hubo apenas 72 horas entre el partido con Uruguay y el posterior con Paraguay, se volvió a repetir este martes ante el mismo espacio de tiempo respecto del juego con los ecuatorianos: el capitán lució cansado.
Y así como había sido importante bajando a buscar el balón a su campo, más allá de su eficacia en el área de enfrente que lo llevó a ser el goleador de este certamen con cuatro tantos (y tres asistencias), esta vez «Lío» no tuvo las piernas frescas para realizar recorridos largos.
Eso lo sintió Argentina en la construcción de su juego, y por eso Colombia, exigido por la desventaja, terminó mostrándose superior tanto en el tramo final del primer tiempo como en el arranque del segundo, pese a que los de Scaloni pudieron aumentar sobre el epílogo de la primera etapa con un cabezazo abajo de Nicolás González que el arquero David Ospina terminó rechazando «in extremis» con la pierna izquierda.
Pero lo que había corregido acertadamente Scaloni al principio de este certamen al incluir en el lateral derecho a Nahuel Molina para ponderar un mayor cuidad defensivo respecto de Gonzalo Montiel, que era uno lanzado al ataque y otro volviendo a recuperar posiciones, este martes lo ejecutó al revés y se equivocó.
Es que el técnico notó alguna imprecisión del defensor de Udinese, quizá algo nervioso para fallar inclusive en un par de controles del balón, y lo terminó reemplazando en el arranque del segundo período.
Y esa modificación terminó resultándole fatal porque sobre el cuarto de hora el lateral riverplatense tuvo otra desatención por la que había perdido el puesto y se dejó ganar la espalda por Luis Díaz, la figura de Colombia y del encuentro, quien logró la por entonces merecida paridad en el marcador.
Recién a partir de ese golpe Argentina empezó lentamente a recuperar posiciones en el terreno de juego como en el principio de la noche y tuvo dos opciones clarísimas para pasar otra vez al frente, la primera cuando todavía Colombia era más, pero se la perdió sin arquero Lautaro Martínez tras una buena habilitación del ingresado Ángel Di María. La otra fue un tiro en el palo derecho de Messi.
Entonces llegaron los penales y allí «Dibu» Martínez, el considerado esta temporada como el mejor arquero de la Premier League inglesa defendiendo los colores de Aston Villa, se transformó en el «Messi de las manos» al contener tres de los cinco remates que le ejecutaron, mientras que en Argentina solamente falló Rodrigo De Paul.
El exarquero de Independiente «habló» a cada uno de los ejecutantes colombianos y les terminó ganando desde lo psicológico y luego desde lo futbolístico a Davinson Sánchez, Yerry Mina y Edwin Cardona, para convertirse «en héroe», como alguna vez le dijo Javier Mascherano a uno de sus antecesores, Sergio Romero, en otra semifinal jugada también en Brasil hace siete años, frente a Holanda, por el Mundial de 2014.