El impacto por la pérdida se sintió en todos los niveles. La despedida reunió a familiares directos, amigos de toda la vida, vecinos y destacadas personalidades del ámbito deportivo y político. Entre ellos, estuvo presente el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, quien asistió al funeral en señal de respeto y acompañamiento institucional.
También asistieron excompañeros de Jota y figuras del fútbol portugués, como André Villas Boas, actual presidente del FC Porto, que se acercó para rendir homenaje al delantero que supo representar con orgullo los colores del país en distintas etapas de su carrera.
Los padres de Diogo, Joaquim e Isabel, estuvieron acompañados por los afectos más íntimos, en una escena marcada por la consternación. Su círculo más cercano no pudo disimular la angustia por una pérdida que se siente absurda e injusta.
Su esposa, Rute Cardoso, optó por el silencio y no fue vista durante las primeras horas del velorio. Por fuera del círculo familiar, una multitud de fanáticos y ciudadanos de Gondomar se acercó a dejar flores, cartas y mensajes de afecto que cubrieron el ingreso del templo. Nadie quiso quedarse afuera del último adiós.
Las ceremonias continuarán el sábado, cuando se realice el entierro de ambos hermanos. La conmoción que generó la noticia en Portugal fue inmediata, en especial en Gondomar, ciudad que vio crecer a Diogo Jota tanto como persona como deportista.
Allí fue donde comenzó a forjar su historia con la pelota, en el modesto Gondomar SC, cuando apenas tenía 9 años. “Nunca olvidó sus raíces ni a sus amigos”, expresó con emoción Anselmo Serra, director del club formativo que aún no sale del estupor.
Las fotos del último adiós a Diogo Jota y su hermano André
