La sentencia de la Cámara Penal de Trelew ratificó la condena a 4 años y medio de prisión para un excoordinador de un Batallón de Exploradores de Don Bosco, quien fue hallado culpable de abusar en dos ocasiones de un menor. El fallo, respaldado de manera unánime por César Zaratiegui, Alejandro Defranco y Martín Zacchino, rechazó la impugnación presentada por el defensor Osvaldo Heiber y confirmó la investigación de la fiscal Julieta Gamarra.
Los hechos se remontan a 2013, siendo calificados jurídicamente como abuso sexual simple agravado por la condición de guardador. A lo largo del proceso judicial, el joven víctima estuvo presente acompañado por su madre, quien realizó la denuncia, recibiendo asistencia por parte del Servicio de Asistencia a la Víctima del Delito.
Aprovechando su posición de autoridad dentro del grupo y la custodia sobre el niño, llevó a cabo un abuso, a pesar de que el menor se despertó debido a lo que estaba sucediendo. El agresor continuó con su conducta inapropiada. A pesar de los intentos del niño por defenderse de los tocamientos, decidió buscar su navaja, la habitual entre los exploradores, que creía tener en algún bolsillo del pantalón, aunque no la encontró. Por la mañana, relató lo sucedido a sus amigos, pero optó por no informar a ningún adulto por temor a posibles burlas o la suspensión del campamento.
El segundo de los hechos ocurrió el mismo año, el 9 de agosto por la noche en un campamento de tres días en chacra San Roque en la zona de Treorky, entre Trelew y Gaiman. Esta vez no eran más de 20 chicos y el menor ya contaba con catorce años.
Quedaron en la misma carpa y el imputado hasta mandó a algunos chicos para que se distribuyan en otras, quedando solamente uno más junto a ellos. En la primera de las dos noches el afectado se acostó, pero para prevenirse lo hizo con la navaja multiuso. El coordinador lo abusó igual, sin dejarla en paz.
En un momento, cuando lo manoseaba intensamente, el menor se sentó y con la navaja en la mano lo insultó, dejándole en claro que no deseaba participar de su “juego”. El agresor lo alumbró con su linterna y le decía: “¿Qué te pasa?¿estás soñando?. El otro compañero de carpa dormía. Al otro día, la víctima contó a sus amigos y dijo que no quería dormir más con el coordinador, aunque sin dar la verdadera razón.#