A horas del límite para presentar frentes electorales, el peronismo cambia su nombre a Unión por la Patria. Un gesto de unidad y representación federal para cerrar heridas y ampliar el espectro político.
La decisión se terminó de cerrar en las últimas horas después de múltiples reuniones y una serie de focus group para determinar si el nombre tenía aceptación en la gente. Finalmente, se inclinaron por una opción que viene a resaltar la unidad del espacio político, que está fragmentado después de tres años de una interna interminable, pero que intenta cerrar las heridas condicionados por el tiempo electoral.
Es también un guiño a los gobernadores peronistas, que vienen pidiendo que la fórmula presidencial tenga carácter federal y que haya lugar en el armado para dirigentes del interior del país. En la mesa de negoción más chica entendieron que los mandatarios tenían que tener alguna representación y la palabra “Patria” agranda el espectro político.
La unidad del nuevo nombre es lo que vienen reclamando la mayoría de los dirigentes del oficialismo. Sergio Massa, el Frente Renovador, los gobernadores y la CGT pidieron explícitamente que el peronismo se una detrás de una sola candidatura y que deje las internas de lado. Quieren bajar las PASO pero por ahora no lo consiguen.
“Debemos Unirnos por el bien del País, por los derechos de los trabajadores y plenamente conscientes que cuando el peronismo fue unido ganó las elecciones”, fue el mensaje que publicó la central obrera en la tarde de ayer. El último fin de semana el ministro de Economía se había expresado en la misma sintonía. “Creo que el mejor camino para mostrarle a los argentinos es la unidad”, indicó.
El escenario no parece estar planteado para que sea de esa forma. Incluso, según aseguran en el peronismo, lo más probable es que se termine en unas PASO, más allá de la discusión de fondo sobre los avales, la integración de las listas y los pisos del sistema d’hondt. De todas formas, a esta altura del proceso electoral no hay demasiadas certezas. Es lógico.
En los últimos días hubo dudas sobre si cambiar o no el nombre del frente, porque en algunas encuestas aparecía midiendo más que la mayoría de los candidatos virtuales o concretos que tiene el peronismo. Consideraban que el sello estaba instalado y podía terminar siendo competitivo.