“Esto viene desde hace varios años, con varias llamadas a la comisaría para que detengan los ruidos molestos. A veces son las 2 de la mañana y todavía hay partidos”, se quejó Holzmann.
Según detalló, la cancha se ubica en un barrio residencial y consideran que “no tiene las condiciones para su funcionamiento” porque el predio “está separado de las viviendas por un tejido perimetral precario”.
Marisa detalló que el ataque se dio cuando, tras llamar al dueño de la cancha, cerca de la 1.30 am, el hombre llegó al lugar y se bajó de su camioneta con un rebenque en la espalda.
“Evidentemente no tenía intención de dialogar. Mi esposo le habló, le dijo que había una ley provincial sobre ruidos molestos a determinado horario y terminó pegándonos a ambos con el rebenque”, contó. “Creo que no había necesidad, con hablarlo era suficiente, pero el hombre estaba decidido”.
Marisa tuvo que recibir cuatro puntos de sutura a la altura del lóbulo parietal, mientras que su marido recibió golpes en los hombros y las costillas: “Mi esposo alcanzó a sacarle el rebenque y (el agresor) sacó un cuchillo e intentó ingresar al domicilio”, indicó la víctima y consideró: “Esto podría haber terminado en un homicidio más”.
Al contar la brutal agresión, Marisa reclamó que ni las autoridades gubernamentales de General Conesa ni la policía local les dio alguna respuesta ni se solidarizaron: “Nadie se acercó. Nuestros hijos no querían estar en la casa por temor a que nos hagan algo. Nos tuvimos que ir del pueblo por unos días de la ciudad”.
Tras las denuncias, un Juzgado de Paz intervino prohibiéndole al propietario de la cancha acercarse a la familia y se radicó una causa por violencia de género ante la justicia de Río Negro la Ley nacional N° 26.485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos que se desarrollen sus relaciones interpersonales.