Desde que el ser humano comenzó a viajar a través del mar, el transporte y la introducción de
especies comenzó a afectar las costas de todo el mundo. En el caso de Argentina, se tienen
reportes de especies marinas introducidas desde el año 1860. En el Golfo Nuevo, “Además de
la ya conocida alga Undaria, tenemos especies como el cangrejo verde Carcinus maenas, la
babosa de mar moteada Pleurobranchaea maculata.
La mayoría de las papas de mar que se ven en el Golfo también son introducidas, además de otros organismos más pequeños”, cuenta Evangelina Schwindt, directora del Grupo de Ecología en ambientes Costeros (GEAC),
investigadora principal del Instituto de Biología de Organismos Marinos (IBIOMAR) del CONICET-CENPAT y co-autora del primer libro sobre especies introducidas de la costa de Argentina (https://www.biodiversitylibrary.org/item/281334#page/1/mode/1up).
En la Argentina hay más de 120 especies introducidas, de las cuales cerca de 50 se pueden
encontrar en el Golfo Nuevo: “Cada vez que recorremos la costa encontramos nuevas
especies, lo que indica que todavía hay mucho para trabajar en la prevención con diversos
sectores que están relacionados a las actividades marítimas, tanto comerciales como
recreativas”, agrega Schwindt. Un dato importante es que, una vez que están establecidas y
generan una población autosustentable, es muy poco probable que se puedan erradicar.
Generalmente cuando se observan por primera vez en la costa, ya se encuentran establecidas
y por ello es clave implementar un sistema eficiente de prevención y de alerta temprana.
En Puerto Madryn “algunas de las especies que producen mareas rojas no son nativas y a pesar
del impacto que generan, no suele mencionárselas como tal, algo que sería de enorme ayuda
en el trabajo de prevención de nuevas introducciones. El compromiso para hacer un uso
responsable de las zonas costeras y los océanos es urgente y es un deber que nos involucra por
igual”.
Ayuda de todos y todas
Las embarcaciones son una de las principales responsables de la dispersión de especies a lo
largo de la costa y entre océanos, pero no son los únicos vectores. Si se realizan actividades en
el mar, es importante que se haga uso responsable del ambiente, respetando la flora y fauna
que allí habita. “todas las personas que tienen una actividad marítima, que hacen uso de la
costa y el mar de alguna manera, tienen que tener presente que todo el equipamiento que se
haya sumergido en el mar, aunque sea por unas horas, puede transportar especies facilitando
la dispersión regional de las especies que ya están introducidas en la región o traer nuevas
especies de otra región al Golfo Nuevo”, explica Evangelina Schwindt.
Por lo tanto, es importante que se realice un mantenimiento y limpieza constante de todo el
equipamiento que se sumerja en el mar, como por ejemplo botes, elementos de pesca y
buceo. Aun los equipos que no permanecen de manera permanente en el agua, deben ser
limpiados al finalizar la actividad y con especial énfasis si se planea visitar otra zona costera y
utilizar el mismo equipamiento.
“Desde nuestro grupo de investigación colaboramos con la Prefectura Naval Argentina para
producir un manual de buenas prácticas que explica de manera muy simple cuáles son las
recomendaciones a seguir por la gente. Por ejemplo, si alguien usa una lancha, un jet ski, sale
de pesca costera o bucea, la recomendación es lavarlo con agua dulce, pero también llevarlo
limpio y seco si lo va a meter en otro lugar. Esa es la principal recomendación para hacer no
solo en Argentina sino en todas partes del mundo”.