Tras la reciente publicación de decepcionantes resultados trimestrales, el director ejecutivo de Meta, Mark Zuckerberg, dijo que el personal de la empresa no aumentaría para fines de 2023 y que incluso podría disminuir ligeramente.
El jueves pasado, las empresas de Silicon Valley Stripe y Lyft anunciaron despidos a gran escala, mientras que Amazon dijo que congelaría la contratación en sus oficinas corporativas. Twitter, recientemente comprada por Elon Musk, acaba de cesar a casi la mitad de sus 7.500 empleados.
Estas plataformas cuyo modelo de negocios se basa en la publicidad sufren particularmente por los recortes de presupuesto de los anunciantes, afectados por la inflación y el alza de las tasas de interés. El beneficio neto de Meta cayó 4.400 millones de dólares en el tercer trimestre (-52% en un año).
«Afrontamos un ambiente macroeconómico inestable, una competencia mayor, problemas de segmentación de anuncios y costos al alza por nuestras inversiones de largo plazo, pero debo decir que nuestro productos están mejor que lo que sugieren ciertos comentarios», dijo Zuckerberg a fines de octubre tratando de dar un mensaje tranquilizador.
Sin embargo, la acción del grupo californiano cayó un 24,56% al día siguiente en Wall Street. En un año, Meta perdió cerca de 600.000 millones de dólares en capitalización bursátil. La firma preocupa a los mercados desde inicios del año, cuando por primera vez anunció perder usuarios en su red social originaria, Facebook.
Además de sus problemas con la publicidad, los inversionistas han estado preocupados por la decisión de Zuckerberg de dedicar grandes fondos al desarrollo del metaverso, un universo paralelo en ciernes presentado como el futuro de internet.
Estos despidos se suman a los de Twitter tras su adquisición por el magnate sudafricano Elon Musk, quien ordenó cesar al 50% de la plantilla, destituyendo así a miles de personas en sus diferentes delegaciones de todo el mundo.
El multimillonario justificó la decisión en que «no hay otra opción cuando la empresa está perdiendo más de cuatro millones de dólares por día». En ese contexto, Musk planea establecer un servicio de suscripción pago para verificar las cuentas de los usuarios, una iniciativa que el sudafricano debió salir a defender frente a las numerosas críticas que recibió.
«La verificación generalizada democratizará el periodismo y empoderará la voz de la gente», tuiteó, respondiendo a las preocupaciones de asociaciones, anunciantes e incluso de Naciones Unidas, que temen un aumento de los discursos de odio y la desinformación en la red.
Con el nuevo plan, los usuarios que paguen 8 dólares al mes por el servicio de suscripción de la plataforma, llamado Twitter Blue, recibirán la marca azul que indica que la cuenta está verificada. Esa característica se ofrece actualmente solo a las cuentas que cumplen ciertos requisitos, como ser de figuras públicas, un enfoque que Musk describió como un «sistema de señores y vasallos».
En los iPhones, la aplicación de Twitter ya menciona el nuevo servicio, pero su lanzamiento se aplazó al miércoles, un día después de las elecciones de mitad de mandato en Estados Unidos, según el New York Times.
«Twitter tiene que convertirse, con diferencia, en la fuente de información más precisa sobre el mundo. Esa es nuestra misión», tuiteó Musk el domingo. Sin embargo muchos observadores temen la irrupción de cuentas falsas.