Entre el 24 de septiembre y el 11 de octubre se registraron 30 ballenas francas muertas, incluyendo 26 adultas y 4 juveniles, en el Golfo Nuevo de Península Valdés. De las ballenas adultas, 19 eran hembras, 2 machos y 5 no identificados, y de los juveniles 1 era macho y 3 no identificados.
En ese sentido, Fernando Bersano, Director de Fauna y Flora Silvestre de la Provincia, dialogó esta mañana con Radio Sónica y confirmó que el deceso de algunos de los ejemplares se debe a la existencia de toxinas por marea roja «Los estudios demostraron presencia de toxinas paralizantes en las ballenas muertas».
«En total son 30 las ballenas que murieron. De estas últimas 12 encontradas son las que tenían peor estado de conservación. De las primeras 7 que murieron se pudieron sacar estos muestreos», agregó.
Según se informa en la página oficial del ICB, los investigadores del Programa de Monitoreo Sanitario Ballena Franca Austral (ICB y UC-Davis) realizaron necropsias de las ballenas que fueron seleccionadas en función de su menor estado de descomposición y su mayor accesibilidad. La mayoría de las restantes ballenas varó en sitios de muy difícil acceso, o bien en playas que son de uso público. En las áreas de uso público, los exámenes forenses completos de ballenas no están permitidos por regulaciones provinciales y municipales, por prevención sanitaria. En algunos casos las ballenas debieron ser remolcadas a otras playas para ser examinadas, y en otros esto no fue posible por limitaciones logísticas al tratarse de animales de gran tamaño, por lo que no se realizaron las necropsias. Sin embargo, se realizó el examen externo de cada animal detectado.
«Ahora ya con los informes no hay nada que suponer, este es un fenómeno natural y hay que esperar que pase, de hecho ya está pasando», agregó Bersano.
Asimismo, aclaró: «Estos son ciclos de floración, cada uno es diferente. Hasta ahora no tenemos ningún registro de otras ballenas muertas. Ahora ya con estos resultados es otro el panorama».
«Todos los años hay marea roja, lo que no pasa siempre es esta mortandad. De entrada no podíamos salir a decir que era por esto de la marea roja, se necesitaban los estudios correspondientes».
Por último, destacó el trabajo conjunto entre organismos:b»Se trabajó muy rápido y con gente muy profesional. A las casi 36 horas del primer ejemplar muerto ya se estaban tomando las muestras y coordinando todas las tareas entre los organismos. Eso fue muy bueno», finalizó.