YPF y el resto de las petroleras buscan el aval final del gobierno para aumentar el precio de los combustibles el próximo fin de semana. El escenario de máxima al que aspiran las refinadoras es a conseguir luz verde del Ministerio de Economía para incrementar hasta un 10% (o incluso más) el valor de las naftas en las estaciones de servicio. Sin embargo, en la cartera que conduce Sergio Massa no terminan de validar esa decisión debido al temor que existe en torno a la inflación, que no baja del 7 por ciento mensual.
Lo concreto es que este sábado 1 de octubre se actualizarán, por primera vez en casi dos años, los impuestos que gravan la venta de derivados del petróleo. Esa corrección sobre el valor del Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) y al Dióxido de Carbono -que se viene postergando repetidamente desde fines de 2020 a la fecha- será el gatillo que activará una suba en los surtidores.
El gobierno postergó siete veces seguidas la actualización impositiva (cuatro veces en 2021 y tres en 2022). La última vez fue a fines de agosto cuando a través del decreto 561/22 estableció un nuevo cronograma.
El incremento correspondiente al primer y segundo trimestre de 2021 se aplicará a partir de este sábado 1° de octubre, lo que le pone un piso de 4% a cualquier ajuste que se decida autorizar ahora, según indicaron a EconoJournal fuentes del sector de refinación. A su vez, El decreto estableció que las actualizaciones de los impuestos a los combustibles del segundo semestre de 2021 y de los tres trimestres de 2022 se implementarán recién el 1° de enero de 2023.
Números
Sobre esa base del 4%, las principales empresas del downstream -YPF, Raízen, Axion Energy y Puma- aspiran a conseguir una suba de entre 6 y 8 puntos porcentuales más para cubrir el encarecimiento de los costos medido en pesos provocado por la depreciación del tipo de cambio (el peso se devaluó en septiembre un 6%) y por el impacto de la inflación sobre la mano de obra y sobre los insumos y repuestos que se expresan en moneda local.
Por eso, el aumento final en los surtidores podría llegar a los dos dígitos. Habrá que ver si el Ministerio de Economía accede al pedido de YPF y el resto de las petroleras o termina autorizando una suba menor para atemperar el arrastre inflacionario de la medida.
En la ciudad de Buenos Aires, el precio por litro de la nafta súper en YPF aumentó 45,5% en lo que va del año, frente a una inflación acumulada (hasta agosto) de 56,4%. El 1 de enero costaba 90,40 el litro. Hoy vale 131,60 pesos.
“Los combustibles sólo explican un 4,2% de la variación mensual del IPC. Es decir, un aumento de 10% en el precio de los combustibles implica una suba de 0,42% en el IPC. En la práctica, más allá de lo que mucha gente cree, el impacto de la suba de los combustibles es bajo en la formación de los precios de los alimentos: representa un 1,6% del precio final. O sea, los alimentos encarecen 0,16% por cada 10% de aumento de los combustibles”, explicaron en una de las empresas.
Desfasados
A precios constantes, según un estudio privado, el valor de la nafta se ubicó este mes 2% por encima de lo que valía en septiembre de 2021, mientras que durante el mismo período en Paraguay la suba fue del 15% y en Brasil de 12% porque el precio acompañó la evolución del barril. La imposibilidad de trasladar al surtidor todo el impacto provocado por la suba de los costos llevó a las refinerías a operar por estos días con los márgenes de refinación bruta más bajos desde fines de 2018.
“Si no conseguimos un aumento, el EBYTDA de octubre será negativo porque los márgenes están muy justos. Con una suba de 6 puntos por sobre la recomposición de los impuestos (que arrojaría un alza total del 10%) empezaríamos a recuperar lo perdido por la devaluación y la suba de costos en pesos”, explicó el director comercial de una refinadora.
Estructura de costos
El crudo cotiza en dólares y representa cerca del 70% de la estructura de costos del combustible a la salida de la refinería. Una vez sumados los impuestos esa incidencia se reduce a cerca del 50% del precio final. Esto significa que, si el dólar viene subiendo, como ocurrió en agosto, un 5,7 por ciento mensual, la nafta debería ajustarse al menos un 2,85 por ciento por mes para no atrasarse respecto de la evolución del tipo de cambio.
A su vez, si los salarios e insumos pesificados representan el 30% de la estructura de costos y ajustan cerca del 7% mensual en línea con la inflación, otros 2,3 puntos porcentuales deberían sumarse por el impacto de los precios a nivel local. Esto le pone un piso al ajuste de los combustibles del 5,1% mensual para no atrasarse respecto a la evolución de las principales variables de la economía.
Las petroleras advierten, además, que en lo que va del año, el Estado otorgó a los productores de bioetanol, el biocombustible que se mezcla con la nafta, un aumento de 58,6%. Pasó de 65,42 a 103,76 el litro.