Estudiantes de La Plata celebró esta noche de jueves con un empate sin goles ante Athlético Paranaense, por la ida de cuartos de final de la Libertadores, sus 117 años de existencia, poniendo otra vez en valor su tradicional «mística copera».
«Paranaense es el gran candidato para pasar a semifinales por su presupuesto y los jugadores que tiene. Nosotros estamos para ir a pelear», sostuvo el arquero Mariano Andújar, que este jueves llegó a los 50 partidos en Copa Libertadores y a los 389 vistiendo la camiseta estudiantil, el quinto en la historia que más veces se la puso en el club platense.
Sin embargo, al analizar el partido y por lo visto en el colmado Arena da Baixada, los dichos del experimentado guardavallas, que el 30 de julio cumplió 39 años y renovó contrato con la institución albirroja hasta diciembre de 2023, sonaron más a cábala que a convencimiento.
Porque la realidad implica que más allá de que los brasileños mostraron músculo a golpe de billetera repatriando a Fernandinho, ya con 37 años, de Manchester City nada menos, los dirigidos por Ricardo Zielinski no les fueron en zaga a la hora de pelear la mitad de la cancha mano a mano.
En ese devenir de partido los locales solo lograron ejercer cierta supremacía por breves lapsos del primer tiempo, pero en términos generales el desarrollo estuvo bastante igualado y hasta el «Pincha» dispuso de una buena ocasión como para quebrar el cero a través del uruguayo Manuel Castro, cuyo disparo pegó en el costado derecho de la red.
Por contrapartida, los dueños de casa lograron exigir a Andújar con un tiro libre que el arquero logró desviar abajo, contra su palo izquierdo, y no mucho más en esos 45 minutos iniciales.
En el complemento nada cambió demasiado hasta la mitad de su transcurso, pero al promediar el mismo empezó a crecer la presión de los rojinegros, que intentaron por una vía que es el fuerte de Estudiantes como el juego aéreo.
Allí empezaron a sobresalir los «grandotes» del conjunto platense, con el uruguayo Agustín Rogel como abanderado de la resistencia junto al paraguayo Jorge Morel y Luciano Lollo.
Para ese entonces ya el conjunto argentino apostaba a alguna contra afortunada en los pies veloces de la dupla uruguaya integrada por Castro y el recién llegado desde Montevideo Wanderers, Mauro Méndez, de 23 años, que fue titular en su segundo partido en el club.
Claro que las opciones que se les presentaron fueron escasas y poco claras, algo similar en calidad a lo que ocurría con las de los dirigidos por Luiz Felipe Scolari, aunque estas eran más importantes en cantidad.
Así fue que a los 35 minutos, en uno de los tantos centros que cayeron sobre el área estudiantil (el delantero tucumano Tomás Cuello fue uno de los más lanzadores), ganó por primera vez un jugador local, Thiago Heleno, que metió su calva cabeza para derrotar a Andújar contra el palo en el que estaba parado el arquero.
Sin embargo, la celebración eufórica de los aficionados locales y la desazón de los futbolistas visitantes mutaron rápidamente tras la intervención del VAR, que le indicó al árbitro venezolano Jesús Valenzuela que debía anular el tanto por posición adelantada de quien había enviado el centro, el defensor Khellven.
En los 15 minutos que quedaron por delante (se adicionaron cinco) no hubo muchas más zozobras para el equipo argentino, que a punto estuvo de quedarse con todo en la última acción del partido cuando un zurdazo desde afuera del área del recién ingresado Mateo Pellegrino (hijo del entrenador Mauricio) pasó rozando el palo derecho del arco de Bento.
Y todo quedó en tablas nomás, con la definición abierta para la próxima y definitiva partida que tendrá lugar el próximo jueves, desde las 21.30, en La Plata. Pero por lo pronto el puñado de hinchas de Estudiantes que llegó hasta Curitiba terminó festejando, y ese fue el síntoma más claro de lo que representó este empate para la sempiterna «mística copera» del «Pincharrata».