Zabala consideró particularmente el testimonio de la niña que fue testigo presencial en la desaparición, «ya que se encontraba en el lugar participando de los juegos junto a Guadalupe» y con esta medida se logró que «señale lugares» y «vuelva a contar lo que vio en la escena de la desaparición, que es mucho más valioso que la declaración que realizó en Cámara Gesell, desestimada en su momento».
«La niña dijo que actuaron cuatro motos, una de ellas procedente del norte y las otras del sur» y, luego, agregó que fueron «un hombre y una mujer quienes se la llevaron».
Asimismo, Zabala destacó que las cámaras de seguridad del negocio que «habría registrado la presencia de esas motos en el barrio, lamentablemente estaba mal configurada por lo que el día y hora del registro no coinciden, como tampoco los horarios denunciados sobre la ausencia de la niña en las inmediaciones donde fue vista por última vez según el testimonio de una maestra que dijo haberla visto sola cerca del descampado».
El abogado destacó las diferencias en la investigación federal y provincial sobre las que dijo a Télam «es abismal la diferencia en el trabajo minucioso de reconstrucción, donde psicólogas y antropólogas forenses se suman a la tarea, informan y contienen a la familia».
En base a esto, además, consideró que el rastrillaje iniciado ayer en Potrero de los Funes «va a llevar meses, porque el declarante no marcó un lugar determinado sino toda la zona, y las formas de rastrillar de los equipos nacionales se organiza y ejecuta con una logística intensiva y distinta a los que se realizan en la provincia».