El homicidio de la pequeña Jessica, de tres años, sacude a Portugal. La investigación apunta que la niña fue víctima de un secuestro y de malos tratos por una deuda de 400 euros debida a «servicios de brujería».
La niña fue ingresada esta semana en un hospital de Setúbal -a unos 50 kilómetros de Lisboa- con paro cardíaco en estado grave y los médicos no lograron salvarla.
La autopsia reveló signos de malos tratos -con hematomas visibles por todo el cuerpo y cabellos arrancados– y la policía detuvo este jueves 23 a tres personas: una mujer de 50 años que se hacía pasar por nodriza, su marido, de 52 años, y la hija de ambos, de 27 años.
La pareja está acusada de homicidio calificado y su hija de denegación de auxilio por no denunciar ni avisar a urgencias.
Las investigaciones
Las primeras investigaciones, según el Correio da Manha, revelan que la madre de Jessica habría acudido a la falsa nodriza, Ana Cristina, para que le hiciera un «trabajo de brujería» y mantener su relación con el padrastro de la niña.
La deuda por el pago de ese servicio, de 400 euros, estaría detrás del secuestro de la niña, que fue retenida por sus captores durante cinco días y golpeada hasta entrar en un cuadro agónico.
La policía investiga también a la madre de la pequeña que, según medios locales, durante el secuestro dijo que se encontraba en una colonia de vacaciones para evitar que los servicios sociales le retiraran la custodia.
La situación de Jessica ya había sido investigada por la Comisión de Protección de Niños y Jóvenes portuguesa que, sin embargo, archivó el caso a principios de junio por considerar que la niña estaba protegida en el seno familiar.
Hoy, abogados, funcionarios y expertos reflexionan en Portugal sobre los errores en cadena que terminaron con la muerte de Jessica.
«Es algo que choca a todos» y obliga a «investigar los fallos en el sistema para que puedan ser corregidos», admitió hoy la ministra de Presidencia, Mariana Vieira da Silva, número dos del Gobierno portugués.
El velatorio de Jessica se está celebrando este jueves en la Capela da Anunciada, y la puerta del establecimiento estaba cerrada para evitar tensiones entre algunos vecinos.
La madre y la abuela de Jessica, la niña de tres años que murió en Setúbal, se sintieron mal tras ver el estado de la pequeña dentro del ataúd.
Según Correio da Manha, el cuerpo de la niña estaba irreconocible luego de haber sido torturada y golpeada, en lo que fue una muerte violenta.
Luego de lo sucedido, se llamó una ambulancia a los Bomberos Voluntarios de Setúbal, con el fin de asistir a Inês, la madre de la niña, y a Rosa, la abuela materna.
En tanto, la abuela paterna de Jessica culpa a la madre de la muerte de la niña: «Me engañó, engañó a mi hijo”, dijo la mujer que se presentó a la Policía Judicial con el objetivo de mostrar su reclamo porque la madre de Jessica aún no está detenida.