De acuerdo con esa versión el policía y padre de Nahir, Marcelo Galarza, se despertó en la madrugada en medio de gritos y golpes que provenían del cuarto de su hija.
Poco después Nahir y Fernando habrían partido en moto hacia la casa de Fernando cuando Marcelo Galarza decide seguirlos con su auto y, al llegar a un lugar sin cámaras los intercepta. Allí lo habría acusado a Fernando de pegarle a su hija y lo ejecuta con un disparo por la espalda y lo remata en el piso con otro tiro en el pecho.
Siempre según esa versión, tras cometer el crimen el hombre le habría ordenado a Nahir volver a su casa a pie indicándole un camino muy preciso, sin cámaras, sin embargo la joven se habría equivocado y a partir de esas imágenes fue colocada por la justicia cerca de la escena del crimen.
La defensa de Nahir aduce que luego de cuatro años de terapia la joven pudo quebrar el pacto de silencio familiar y apuntar contra el supuesto verdadero asesino a quien había estado protegiendo hasta ese entonces.
Esta hipótesis no fue nunca investigada por la justicia. Y ahora los abogados de Nahir intentan instalar la idea de que la joven fue víctima «de la justicia patriarcal, machista y misógina de Entre Ríos» que intentó con este caso «demostrar» que las mujeres también matan en medio del fuerte debate público que había por ese entonces en torno al #NiUnaMenos y la lucha de las mujeres contra los femicidios.