Foto: Copa Libertadores
El resumen de Boca 1 – Deportivo Cali 0 por la Copa Libertadores
Boca, en crecimiento de funcionamiento y entonado por la reciente obtención de la Copa de la Liga Profesional, salió a buscar la imprescindible victoria sobre los colombianos con un buen despliegue de sus líneas, abriendo la cancha y jugando por tiempos a controlar el balón y jugar directo.
Esa mixtura, que quizá con el transcurrir de las competencias vaya a ser el sello identificatorio para conocer lo que muchos se preguntaban hasta hace muy poco: ¿a que juega el equipo de Sebastián Battaglia?, se puso de manifiesto durante todo el primer tiempo, seguramente la mejor manifestación futbolística de los «xeneizes» en este último tramo del semestre.
Claro que las buenas formas justo hoy no eran tan importantes si no llegaban con la frutilla del postre, que era el gol necesario para sumar los tres puntos que lo colocaran en los octavos de final.
Y aunque con un 4-3-3 que tenía permanentemente a sus laterales lanzados, Frank Fabra y Jorge Figal (Battaglia lo eligió por su mayor ductilidad respecto de Marcelo Weingandt ante el desgarro de Luis Advíncula), Boca «se cansó» de llegar bien pisado hasta la propia área caleña, el gol nunca lo hizo en los últimos metros de ella.
Algunas veces por el arquero Guillermo De Amores, otras por impericia de los volantes y delanteros que llegaban a posición de gol, y otras directamente por no animarse a rematar opciones más que favorables, como le ocurrió a Guillermo «Pol» Fernández, hicieron que el primer tiempo se consumiera en blanco.
Todos los méritos que habían exhibido Óscar Romero en la conducción, Alan Varela en el contralor del balón (y con un espíritu rematador poco usual en él) y Exequiel Zeballos indescifrable por izquierda, se diluyeron porque ni Eduardo Salvio ni Darío Benedetto entraron en la misma sintonía fina que sus compañeros.
Y esto no iba a modificarse en el complemento, por lo que fueron los volantes quienes debieron asumir el rol de sus atacantes, y antes de los 10 minutos por fin llegó el merecido gol boquense cuando De Amores rechazó con los puños un centro desde la derecha que Varela tomó de frente al arco, fuera del área, con el botín diestro, para clavar la pelota abajo, por el medio del arco colombiano.
A partir de allí se consolidó aun más el buen andar de los locales, y esto se plasmó también cuando Battaglia corrigió ese déficit observado en su ataque al sacar sucesivamente a Salvio y Benedetto para que ingresaran Juan Ramírez y Luis Vázquez.
Ese tanto de Varela, que fue el primero de su carrera en la primera división y el 8.000 en la historia de Boca Juniors, ratificó la importancia de este chico que en la reserva, cuando lo dirigía Battaglia, siempre fue volante por derecha, y ahora en la categoría máxima debió acostumbrarse a jugar como mediocampista central, algo que por lo visto aprende rápido.
Y eso lo consiguió con personalidad, la misma que tuvo para patear y convertir el penal decisivo en la semifinal con Racing Club que impulsó al conjunto «xeneize» a ganar la Copa de la Liga frente a Tigre hace apenas cinco días atrás.
Boca está en estado de gracia indudablemente, porque después de todos los cuestionamientos que parecían haber puesto a Battaglia en la cuerda floja, con algunos problemas internos como valor agregado, hoy hasta recibió desde Brasil el regalo del empate 1 a 1 de Corinthians, con gol de Adson, ante el último de la zona, el boliviano Always Ready, con tanto de Jonathan Borja.
Ese resultado le permitió a Boca, con su triunfo sobre Deportivo Cali, no solamente una clasificación a octavos de final que estaba en discusión, sino que además lo hizo como primero del Grupo E.