Elon Musk llegó a un acuerdo el lunes para comprar Twitter por u$s44.000 millones, en una transacción que le dejará el control de la plataforma de redes sociales, que cuenta con millones de usuarios y líderes mundiales a la persona más rica del mundo.
Las discusiones sobre el acuerdo, que la semana pasada parecían inciertas, se aceleraron durante el fin de semana después de que Musk atrajera a los accionistas de Twitter con los detalles financieros de su oferta.
Bajo presión, Twitter comenzó a negociar con Musk para que comprara la compañía al precio propuesto de u$s54,20 por acción.
El acuerdo pone fin a la carrera de Twitter como empresa que cotiza en bolsa desde su oferta pública inicial de 2013.
«La libertad de expresión es la base de una democracia funcional, y Twitter es la plaza pública digital donde se debaten asuntos vitales para el futuro de la humanidad», dijo Musk en un comunicado.
Las acciones de Twitter escalaban un 6% después de la noticia.
Esta operación es un viraje dramático luego de que Twitter anunciara hace diez días que preparaba una maniobra conocida como «píldora envenenada» para dificultar la oferta de adquisición (OPA) hostil de Musk.
Antes del anuncio, Musk tuiteó: «Espero que incluso mis peores críticos permanezcan en Twitter, porque eso es lo que libertad de expresión significa».
Musk dijo la semana pasada que había conseguido u$s46.500 millones para realizar la compra, gracias a dos préstamos bancarios de Morgan Stanley y también gracias a su fortuna personal, con una contribución de u$s21.000 millones.
También consideró la posibilidad de lanzar una OPA hostil directamente a través de los accionistas, para esquivar al entonces reacio consejo de administración.
Finalmente la compra se concretó este mismo lunes antes del cierre del mercado.
Según la prensa, el consejo de administración de Twitter se reunió el domingo para revisar la propuesta del multimillonario, que ya había comprado algo más del 9% del capital de la empresa.
El viernes, el empresario de origen sudafricano se reunió con varios accionistas por videollamada, para defender su oferta de compra.
Poco después de ingresar al capital del grupo, el excéntrico fundador de Tesla había sido invitado a integrarse al directorio de la firma, pero declinó la oferta.
Con más de 82 millones de seguidores, el hombre más rico del mundo -Forbes estimó su fortuna se estima en 269.000 millones de dólares- utiliza su cuenta de Twitter casi a diario para dar noticias sobre sus empresas, bromear e incluso lanzar provocaciones.
Musk prometió transformar la red social para convertirla en «la plataforma de la libertad de expresión en todo el mundo», sin detallar los cambios que pensaba aplicar, con excepción de algunas funciones como la de un botón para «modificar» un tuit luego de publicarlo.
El grupo progresista Media Matters for America advirtió que el ex presidente Donald Trump, suspendido de Twitter el año pasado tras la invasión del capitolio por sus partidarios, podría regresar a la red si se concretaba la compra por Musk.
«Cualquier negociación para vender Twitter a Musk debería incluir mecanismos claros y vinculantes para defender y mantener los actuales estándares de la comunidad» de la red social «incluyendo la expulsión de aquellos que violan esos estándares», había dicho el presidente de ese grupo, Angelo Carusone, en una declaración.
Musk también podría buscar hacer de Twitter una empresa más rentable y aumentar el número de usuarios.
Ya sugirió modificaciones a la fórmula de abonos pagos a la red social, Twitter Blue.
El grupo de San Francisco publicará sus resultados trimestrales el jueves antes de la apertura de Wall Street.