«Fueron al Bosque Rojo y trajeron material radiactivo en sus zapatos. Otras partes están bien, pero la radiación aumentó donde vivían«, explicó el militar ucraniano Igor Ugolkov.
«Fueron a todas partes y se llevaron polvo radiactivo» cuando se marcharon, añadió Ugolkov.
Las autoridades ucranianas denunciaron así una gestión «laxa» e «imprudente» de Chernobil por parte de Rusia, ya que se hallaron medidores de radiactividad rusos que registraron niveles hasta 50 veces superiores a los valores considerados normales, consignó la agencia de noticias Europa Press.
«Es una auténtica locura. No tengo ni idea de por qué fueron» al Bosque Rojo, «pero es evidente que estuvieron allí y volvieron y los niveles de radiación aumentaron, apuntó por su parte el ministro de Energía ucraniano, German Galushchenko.
Uno de los reactores de la central nuclear explotó en 1986 y sobre el mismo se construyó un sarcófago para contener la radiación, por lo que sigue siendo necesario un mantenimiento que continuó durante las semanas de ocupación rusa.
El personal de la central siguió trabajando bajo mando ruso, aunque en «condiciones difíciles», según autoridades ucranianas.
«Cuando la gente está física y moralmente agotada, cuando se la amenaza con armas y los soldados te amenazan a diario, es una labor realmente difícil», explicó Galushchenko.
Según el Ministerio del Interior ucraniano, durante el control ruso los 169 miembros de la Guardia Nacional ucraniana que custodiaban Chernobil fueron encerrados en el búnker nuclear de la era soviética sin luz natural, ventilación ni comunicación con el mundo exterior.
«Pasaron 30 días sin luz natural ni alimentación suficiente. No les permitían salir y el último día se los llevaron sin que sepamos adónde», indicó un portavoz Denis Monastirski.