El taxista que mató a la estudiante de abogacia seguirá preso durante toda su vida.
La Corte Suprema de la Justicia de la Nación rechazó la impugnación de la defensa del taxista Dante Donnini y dejó firme su condena a prisión perpetua por el femicidio de la estudiante de abogacía, Diana Rojas, ocurrido en Madryn el 16 de mayo de 2016.
EL CASO
Diana Rojas fue asesinada el 17 de Mayo de 2016. Ese día, la joven de 26 años se encontraba en su departamento de la calle Libertad al 300 cuando su hermana le avisó, desde la provincia de Entre Ríos -de donde era oriunda-, que le había depositado dinero a través de Correo Argentino. La estudiante de abogacía se comunicó con la parada de taxis “Patagonia” y a su domicilio arribó el interno 127 conducido por Donnini. Pero en vez de llevarla hacia el correo, el taxista desvió su camino y se trasladó por la ruta provincial 1 “con intenciones de abusar sexualmente de la joven” pero al no poder someterla “comenzó a agredirla con un arma blanca, efectuándole cortes en los dedos, antebrazo, cabeza, cuello, hombro y cara”, según la sentencia de juicio.
“La víctima intentó defenderse y rasguñó en cara y antebrazo a Donnini, quien también intentó atarla con una cuerda, por lo que la víctima comenzó a correr”, describieron en los alegatos fiscales y querellante, y argumentaron que la víctima “fue alcanzada por Donnini, que la tomó de atrás y le asestó al menos tres puñaladas: una a la altura del cuello, otra en la zona de la tráquea y otra penetrante a la altura del tórax, que le provocaron la muerte”. Luego, el taxista arrastró el cuerpo y, para lograr su impunidad, se apoderó del teléfono celular, el DNI y la billetera de la víctima, tras lo cual, escapó en su vehículo. Entre otras pruebas, los jueces valoraron el peritaje genético que reveló que había ADN de Donnini debajo de las uñas de Diana, en su cartera, en el chaleco que vestía y en el cuero cabelludo.
El análisis criminológico realizado por peritos del Equipo Técnico Interdisciplinario indicó que la motivación del homicidio “fue de carácter sexual” y que el autor “posee bajo umbral de tolerancia a la frustración”. Por su parte, Donnini declaró que a Diana la quisieron secuestrar y él se interpuso entre los agresores y la víctima, pero que nada pudo hacer y ante el desenlace fatal prefirió el silencio porque estaba amenazado de muerte. Los jueces no le creyeron.