A finales del siglo XIX, los emigrantes del sur de Italia que fueron a Estados Unidos a hacerse la América lo utilizaban para meter de contrabando salames, chorizos y salchichones.
Las autoridades estadounidenses prohibieron el ingreso de carne de cerdo en el país, para evitar que llegaran al país enfermedades como la gripe porcina.
Los emigrantes italianos metieron embutidos dentro del caciocavallo, que sí podía importarse.
El caciocavallo dell’Emigrante aún se vende en el Vallo di Diano.