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«Impactó el tamaño del tumor y mi edad»
Florencia contó que comenzó con descomposturas hace tres meses, por lo que la gastroenteróloga de la ciudad solicitó una tomografía. Al ver el tamaño del tumor y la complejidad, le pidió que realice una consulta a especialistas en Buenos Aires. Finalmente en diciembre, la joven viajó, se atendió en un reconocido hospital de Capital Federal y la Junta Médica evaluó el caso.
“Me hice una resonancia y luego me atendí con un hepatólogo. El comité de médicos analizó mi historia clínica y cuando volví a Madryn se comunicaron conmigo para decirme que el tumor era del tamaño de una mandarina y que tenía que sacarlo con urgencia porque hay una parte que tiene un adenoma, de modo que si se deja pasar mucho tiempo puede volverse cancerígeno”, explicó. “Yo sigo teniendo dolores, aunque no tan frecuentes. A los médicos les impactó mi edad y el tamaño del tumor”, agregó.
«Uno no sabe por dónde seguir»
Además de las cuestiones corporales por su salud, Nizetich se enfrenta a un gasto de energía y fuerzas para recaudar el dinero requerido por los médicos particulares. Mientras tanto sigue criando a su hijo Francesco, trabaja y estudia a distancia la carrera de Licenciatura en publicidad.
Por cuestiones económicas y laborales, la joven vive con su padre y su hijo, aunque mantiene un vínculo de pareja con el papá del nene. “Nos ayudamos mucho entre ambos, con el trabajo y en esta situación en la que uno no sabe por dónde seguir”, comentó.
Este momento difícil también está marcado por su historia personal. Cuando tenía 10 años, su madre murió de cáncer y ella la acompañó a Buenos Aires en las reiteradas visitas a los médicos. “Era chica pero recuerdo todos los lugares que recorrimos”, sostuvo.