La víctima fue trasladada en un vehículo particular al hospital de Emergencias de esta ciudad, donde los médicos diagnosticaron su muerte por múltiples heridas de arma de fuego, dijeron voceros del caso.
El cuero de Saravia fue enviado al Instituto Médico Legal para la autopsia de rigor, y la fiscal Fabbro solicitó la intervención de Gabinete Criminalístico policial para el relevamiento de la escena del crimen, el levantamiento de rastros y material balístico, que será enviado a peritar.
Si bien no se descartaba ninguna hipótesis en la reciente pesquisa, voceros del caso indicaron que entre ellas está la de alguna interna o vieja deuda de la barra de Newell’s. Saravia llegó a la barra durante la conducción de Diego «Panadero» Ochoa (45) a fines de 2008, que había desplazado a Roberto «Pimpi» Camino (37), asesinado en marzo de 2010.
Ochoa fue arrestado en 2013 y luego condenado como instigador del crimen de Camino y de otro joven vinculado a la narcocriminalidad, Maximiliano «Quemadito» Rodríguez, cuyo padre cumple condena por el triple crimen de militantes sociales de Rosario en Año Nuevo de 2012.
Aparentemente, Saravia se había alejado hace unos años del grupo que conduce la hinchada del club ubicado en el Parque Independencia.
El «Chivo», como era conocido el hombre asesinado en su domicilio, fue «mano derecha» de Ochoa en la barra «Leprosa» y entre 2013 y 2015 ocupó su conducción en nombre del «Panadero», que dirigía el grupo desde la cárcel, según se desprende de varias causas judiciales que investigaron los crímenes ocurridos en los últimos años.
Tras una serie de ataques –dos balaceras a su vivienda y un tiroteo a su hermano Jesús en mayo de 2015-, Saravia compartió el poder de la barra con Franchetti y La Rocca.
«Cuatrerito» era un joven que había sido condenado por tráfico internacional de drogas en la causa «Carbón Blanco», por el envío de cocaína a Portugal, y se había iniciado en la barra con Ochoa.
Franchetti ocupaba un lugar en el poder de la barra en nombre de la narcobanda «Los Monos», que tras atacar en 2010 a un colectivo que transportaba a hinchas vinculados a Ochoa, había llegado a un acuerdo con el «Panadero», explicaron las fuentes.
El joven fue asesinado el 7 de junio de 2016 en la puerta del club, luego de una reunión entre varios sectores en la que, según trascendió, había quedado al frente de la barra. Por su asesinato fueron condenados dos sicarios que habían cobrado para matarlo. Maximiliano La Rocca, la otra pata de aquél endeble acuerdo de convivencia en la barrabrava de Newell’s, murió baleado en la calle el 27 de junio del mismo año.
De acuerdo a los conocedores de las inestables internas de la barra «Leprosa», a partir de allí tomaron protagonismo otros nombres, los de Ariel «Tubi» Segovia, ligado a la familia Camino del exjefe asesinado en 2010, y Emiliano «Jija» Avejera.
Segovia terminó detenido por cuatro asesinatos e investigado por venta de drogas al menudeo en barrio Tablada, donde mantuvo un largo enfrentamiento armado con otro clan familiar, los Funes, que actuaban en tándem con René «Brujo» Ungaro, condenado como autor del asesinato de «Pimpi» Camino.
Segovia fue asesinado en la cárcel santafesina de Coronda a cuchillazos por otros cuatro internos, el 24 de abril de 2018. En abril de este año Avejera fue condenado a prisión perpetua junto a otras dos personas en un juicio oral por seis asesinatos ocurridos entre 2016 y 2018.