Manuel Ávila (42) confesó el crimen de su hija Martina, de seis años ocurrido en la ciudad de Puerto Madryn: “Me quedé a sufrir acá, de por vida”, manifestó este viernes durante el juicio.
“Fui yo. Quería aclarar que todo eso vino a causa del momento que nos enteramos que tuvo retraso. Yo quise quitarme la vida, que nos vayamos los dos. Primero ella y después yo. Me quise quitar la vida, pero no tuve la suerte”, confesó sin responder preguntas de la Fiscalía.
El hombre declaró ante los jueces Daniel Yangüela, Patricia Reyes y Marcela Pérez, allí afirmó que «Aquí estoy muerto en vida”. Está acusado de “homicidio agravado por el vínculo” y señaló que “todo lo iba acumulando, porque era un tipo cerrado; eso me jugó una mala pasada. Me cerré en mí mismo. Yo no era feliz, era un tipo infeliz, sufría mucho. Siempre entregué todo por ello, fui un pelotudo por no pedir ayuda”, intentó justificar el hombre de 42 años.
“Al procesamiento de las pruebas, y luego de la confesión, no han quedado dudas, el veredicto debe ser de culpabilidad. Martina Ávila perdió la vida a manos de la agresión de su padre”, afirmó el fiscal Alex Williams. Mientras que el defensor público Diego Trad, por su parte, sostuvo que fueron “circunstancias extraordinarias” y que “la mató para evitar el sufrimiento de la niña”. Para el abogado, la pena debería ser entre 8 y 25 años.
El veredicto de los jueces Horacio Daniel Yangüela, Patricia Reyes y Marcela Pérez se conocerá la próxima semana. Si Ávila es declarado culpable por la calificación que pide la fiscalía, la única pena prevista por este delito es prisión perpetua.
“No es una razón para quitarle la vida a una persona”
“Cuando uno hace una investigación, a veces no puede encontrar el “por qué”. La verdad es que, en un primer momento, nosotros sabíamos quién, dónde, cómo y cuándo. Pero no el “por qué”. Entrevistamos testigos y analizamos soportes tecnológicos y no surgía conflictividad. Y ahora él reconoce que el “por qué” es la discapacidad que presentaba la niña y el sufrimiento que la condición de su hija le provocaba lo llevó a realizar el hecho”, explicó el fiscal Williams y sostuvo que “me provoca mucha dificultad tratar de entender esto como una razón para quitarle la vida a una persona, y más si es el hijo de uno. No lo entiendo”.
Para el fiscal el veredicto debe ser condenatorio. “Fue una decisión plena y conscientemente, y acometió mediante golpes de puños y la utilización de un cuchillo quitarle la vida a quien era su pequeña hija de seis años”.
Martina fue asesinada el 13 de abril de 2019. Los policías que vieron la escena la describieron como “atroz”. El cuerpo de la niña estaba tendido sobre un charco de sangre. El fiscal Daniel Báez detalló que “la menor tenía entre 23 y 24 lesiones por golpes, fractura de cráneo y un corte profundo en el cuello que le corta la laringe y llegaba casi hasta la columna”.
Ávila fue detenido esa noche. “Policía lléveme preso, maté a mi hija”, gritaba mientras pateaba la puerta de su vecino. El policía Rodrigo Lamas se asomó y vio a Ávila exaltado, con un cuchillo en la mano y el torso desnudo y ensangrentado. Inmediatamente se acercó hasta el domicilio y comprobó que había asesinado a su hija Martina, que tenía retraso mental y un trastorno en el desarrollo motriz.
Cuando me vio, (Ávila) salió corriendo. Di aviso a la policía y a los tres minutos llegó el móvil. Ellos entraron a su casa y salían rápido agarrándose la cabeza. “Se la mandó”, gritaban. Después, entré yo a la casa y vi a la nena tirada en el piso. Le tomé el pulso y no tenía, así que salí afuera para no contaminar la escena. No quise mirar más porque yo también tengo una hija”, recordó Lamas.