El sábado, Peñarol goleó 3-0 a Nacional en el estadio Campeón del Siglo. El partido se jugó sin hinchas visitantes, pero la rivalidad salió de la cancha y terminó en tragedia en la localidad de Toledo, Departamento de Canelones.
En una vivienda, simpatizantes aurinegros celebraban la victoria con banderas y camisetas del club. Tres hinchas de Nacional se acercaron con la intención de llevarse las banderas, lo que derivó en una fuerte discusión.
Entre los presentes estaba un policía de 24 años, fuera de servicio y armado con su reglamentaria. Según el parte oficial, el agente ingresó a la casa y regresó con el arma para disparar contra los hinchas tricolores.
El incidente dejó dos personas muertas en el lugar. Las primeras pericias señalan que al menos una de las víctimas recibió un disparo proveniente del arma del policía.
Vecinos relataron que los disparos provocaron pánico en la cuadra y que varias familias se refugiaron en sus casas mientras sonaban las sirenas de las patrullas. “Nunca vimos algo así, es una locura que por fútbol termine muriendo gente”, comentó un testigo.
La Fiscalía de Canelones investiga las circunstancias exactas del hecho y busca establecer si hubo más participantes en la agresión. El policía fue detenido y trasladado a una dependencia bajo estricta custodia.
El caso reaviva el debate sobre la violencia en el fútbol uruguayo y el uso de armas fuera de servicio por parte de efectivos policiales. Organizaciones civiles y autoridades deportivas reclamaron sanciones ejemplares y políticas más duras para evitar que la rivalidad deportiva derive en tragedias.
Desde el Ministerio del Interior se informó que se revisarán los protocolos de portación y uso de armas por parte del personal policial en situación de descanso, mientras que la Asociación Uruguaya de Fútbol expresó su “profundo pesar” por el hecho.
La comunidad de Toledo permanece consternada y familiares de las víctimas exigen justicia. “Esto no puede quedar como un hecho más, dos familias quedaron destruidas por un partido de fútbol”, dijo un allegado a los fallecidos.