El cardenal Kevin Farrell, que administra el Vaticano temporalmente hasta que se elija un nuevo papa, encabezó la procesión, con nubes de incienso precediéndolo mientras el coro de la iglesia comenzaba a cantar el himno de la Letanía de los Santos. Los cardenales se acercaban por parejas al ataúd, se inclinaban y hacían la señal de la cruz, seguidos por pequeños grupos de obispos, ujieres, sacerdotes y monjas.
El ataúd fue colocado bajo el baldaquino del Altar de la Confesión, frente a la tumba de San Pedro, el primer pontífice. Allí, los cardenales se acercaron en parejas para presentar sus respetos.
Cientos de fieles esperan desde primeras horas de este miércoles en una larga fila para despedir al Papa Francisco, que vuelve a la Plaza de San Pedro, donde impartió la bendición Urbi et Orbi el Domingo de Resurrección, horas antes de su muerte a los 88 años por un ictus cerebral, en la Casa Santa Marta.
Roma está preparada, entre fuertes medidas de seguridad, para acoger a decenas de miles de católicos con la previsión de que sean más de 200.000 personas las que se acerquen a San Pedro (las que honraron a Benedicto XVI) para recogerse ante su ataúd, abierto de madera y zinc, ataviado con una casulla roja y una mitra blanca, y con un rosario entre las manos. Los Jefes de Estado asistirán al funeral del sábado en la Plaza de San Pedro.
El funeral será presidido por el decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, y reunirá a jefes de Estado, líderes religiosos y delegaciones de todo el mundo.
Tras la ceremonia, el papa Francisco será sepultado en la basílica de Santa María la Mayor, tal como lo había dejado estipulado en su testamento. Su tumba será sencilla, sin ornamentaciones, y solo llevará una inscripción en latín: Franciscus.
En vivo: la despedida de los fieles al papa Francisco en la basílica de San Pedro
El primer velatorio de Francisco se celebró en la Domus Santa Marta, en una ceremonia privada para los residentes del Vaticano y la casa papal. Imágenes difundidas el martes mostraron al Papa en un ataúd abierto, vistiendo la tradicional mitra de los obispos y túnicas rojas, con las manos cruzadas sobre un rosario. El número dos del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, fue fotografiado mientras rezaba junto a él.
Una vez dentro de la basílica, su ataúd no fue colocado en un catafalco elevado, como fue el caso con papas anteriores, sino que simplemente se colocó en una rampa inclinada ante el altar principal de la basílica del siglo XVI, de cara a los bancos, con cuatro guardias suizos de pie a su lado. La disposición respondía a los propios deseos de Francisco de que todos los rituales que rodean un funeral papal fueran simplificados y reflejaran el papel como un simple pastor, no un líder mundial.
Se espera que varios jefes de Estado acudan el próximo sábado al funeral de Francisco, pero los tres días de velatorio público permitirán que los católicos despidan al papa de 88 años, quien falleció este lunes tras sufrir un derrame cerebral. La basílica de San Pedro permanecerá abierta hasta la medianoche para acomodar a las multitudes, un período de luto que terminará el viernes a las 19, cuando el ataúd de Francisco sea cerrado y sellado.