Según estimaciones del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA), el 49,9% de los argentinos vive en la pobreza y el 12,3% en la indigencia. Estas cifras, correspondientes al tercer trimestre de 2024, reflejan una leve mejora frente al 51% de pobreza y 15,8% de indigencia reportados por el INDEC en el segundo trimestre. Sin embargo, son los niveles más altos desde 2004.
El director del Observatorio, Agustín Salvia, atribuye esta leve mejora a la desaceleración de la inflación y a la estabilidad del empleo. Sin embargo, advirtió que estas mejoras no se traducen directamente en una percepción de mayor bienestar debido al aumento de gastos en servicios esenciales como transporte, luz y gas.
Pobreza infantil en aumento
Uno de los datos más alarmantes del informe es el aumento de la pobreza infantil, que alcanzó al 65,5% de los niños menores de 18 años, comparado con el 62,9% del año anterior. La indigencia infantil también subió del 16,2% al 19,2%. El ODSA advirtió que esta situación se asemeja a los peores momentos de la crisis de 2002, con una pérdida significativa de capital humano y desinversión intergeneracional.
Cambios estructurales y desigualdad
El informe también analiza la evolución histórica de la pobreza, señalando que, aunque hubo una reducción significativa entre 2002 y 2012, desde entonces la situación ha empeorado debido a la inestabilidad económica y el aumento de la inflación. Según el ODSA, el 30% de los hogares pertenece a clases pobres estructurales, mientras que solo el 3% se ubica en la élite económica.
Inseguridad alimentaria y empleo
La inseguridad alimentaria subió al 24,3%, una tendencia que se ha incrementado desde 2018. En este contexto, el 36,3% de los hogares recibe asistencia directa o indirecta del Estado a través de programas como la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Tarjeta Alimentar.
En cuanto al empleo, el informe destaca que solo el 40% de los trabajadores activos tienen un empleo formal y pleno, mientras que más del 51% carece de aportes a la seguridad social. Entre 2022 y 2024, los ingresos laborales reales cayeron un 19%, siendo los trabajadores informales los más afectados, con una reducción superior al 20%.
Perspectivas futuras
Salvia concluyó que, aunque la pobreza e indigencia podrían continuar descendiendo, las mejoras dependerán de una mayor estabilidad económica y de políticas que fomenten la generación de empleos de calidad. Sin embargo, la persistencia de desigualdades estructurales sigue siendo un desafío de largo plazo para el país.