El martes pasado, Gerardo Merino, el intendente de Trelew, anunció con firmeza la demolición de la ex Calera en el barrio Corradi.
Esta antigua fábrica solía ser un símbolo de la prosperidad y el crecimiento de la ciudad chubutense, pero con el paso del tiempo se convirtió en un refugio para actividades ilegales y peligrosas.
Ante esta situación, la decisión de demolerla fue recibida con cierta nostalgia por aquellos que recordaban su glorioso pasado, pero también con alivio por parte de los vecinos que veían en ella un foco de problemas y conflictos en la comunidad.
Según informó el Diario Jornada, la decisión de demoler el edificio en el Barrio Corradi fue comunicada a la vecinal que había estado solicitando esta acción desde hace años. La demolición se llevará a cabo en un plazo máximo de 30 días.
En caso de que los propietarios no la lleven a cabo por su cuenta, la Municipalidad se encargará de realizarla, y los costos correrán por cuenta del particular, según indicaron las fuentes.
El Tribunal de Faltas emitió un dictamen para que los apoderados de la ex fábrica lleven adelante la demolición de la estructura abandonada, algo que se viene demorando hace por lo menos dos años, confiaron fuentes municipales. Las partes serán notificadas en las próximas horas.
EL LADO DE ADENTRO
La Calera era una fábrica que simbolizó el progreso de Trelew en los años ´60 y ´70, y a principios de los 2000 entró en una etapa de deterioro que nunca más pudo revertir, asediada por el vandalismo y la delincuencia, hasta que la cerraron definitivamente.
La fábrica que fundaron los Marzullo, una familia de Puerto Madryn y Trelew, llegó a tener unos 80 empleados en su mejor época. Los principales mercados eran Comodoro Rivadavia y en Trelew, y el circuito de ventas abarcaba desde San Antonio Oeste hasta Ushuaia.
La Calera fue levantada primero en la calle A.P Bell y después se amplió en los terrenos que Marzullo le compró a la familia Corradi, donde hoy está el edificio. En los años ´70 la fábrica consumía mayor cantidad de gas que Gaiman.
Concentraba todos los procesos de producción desde la extracción de la piedra caliza hasta la comercialización de la cal y el yeso. También construyeron viviendas para los trabajadores.
El proyecto surgió de la visión de Marzullo, un geólogo que a principios de los años ´50 comenzó a trabajar con la piedra caliza, que se extraía de Villegas, y llegaba en tren hasta la zona de descarga donde hoy está el estacionamiento detrás de la Universidad.
La Calera dejó de funcionar cuando falleció el fundador. El cierre del lugar encierra un misterio como si la imagen del edificio en ruinas fuera una visión del futuro negro que se veía venir con el nuevo milenio. Hay versiones que hablan de una “mano negra” que hizo que se precipitara el final.
“En los años 2000 robaban mucho, la Policía no actuaba como correspondía y eran complicadas las guardias”, contó hace unos años atrás Jorge Marzullo, apoderado de La Calera, quien por aquellos años radicó más de 30 denuncias que no llegaron a nada.
Al principio vandalizaban el lugar, y después se robaron los cercos perimetrales, los portones, las compuertas de los hornos y las estructuras de hierro. La Calera, que era un orgullo del progreso de Trelew, se fue hundiendo en la desidia y la falta de perspectivas.
“Nunca recibimos ningún apoyo del estado. No existe alumbrado barrido, limpieza, seguridad ni mantenimiento de calles. Tuvimos apoyo de clientes y proveedores privados, pero no del estado”, señaló.
EL LADO DE AFUERA
En el barrio Corradi todas las calles conducen a las ruinas donde alguna vez hubo hornos y gente trabajando. La Calera devino en un parque temático para los niños que van ahí a jugar cuando es de día. A la noche el lugar se puebla de fantasmas.
“Antes no se veía, ahora hay muchos chicos tomando drogándose y haciendo maldades, han robado celulares y carteras. A la madrugada se tiraban desde arriba no sé con qué, no me dejaban dormir”, afirmó una vecina.
En los alrededores de La Calera, los vecinos viven con la sensación de que son vigilados todo el tiempo. No pueden descuidarse ni un segundo: les robaron bicicletas, celulares, una balanza y otras pertenencias. “Se ve todo, es la torre de control de ellos, en su momento la Policía lo pidió prestado para vigilar a unos que vendían droga”, cerró otro vecino.