El fiscal Fidel González y la procuradora de fiscalía, Cecilia Bagnato, llevaron a juicio a tres empleados del hogar de adolescentes varones de Esquel, acusados de cometer el delito de violación de los deberes de funcionario público. Los imputados son asistidos uno por las dras, Valeria Ponce y Laura Carpinetti, de la Defensa Pública y los otros por Daniel Sandoval y José Julián Ripa Montuenga, respectivamente. Los defensores niegan la responsabilidad de sus defendidos.
El comienzo del debate se extendió, por planteos técnicos realizados al inicio. Uno vinculado a una Cámara Gesell y el segundo respecto de las convenciones probatorias.
El tribunal está conformado por tres jueces técnicos, Jorge Novarino, Ricardo Rolón y José Luis Ennis y dos ciudadanos que resultaron seleccionados en la audiencia de Voir Dire realizada el lunes por la tarde. La conformación del tribunal es la que prevé la ley para los casos en los que los imputados sean funcionarios públicos juzgados en relación al ejercicio de su función.
“Tenían la obligación de cuidarlos y no lo hicieron”
El Ministerio Público Fiscal sostiene que los tres imputados vulneraron derechos al menos cuatro jóvenes. Al momento de los hechos, uno de los adolescentes damnificados tenía 15 años, otro 17 y los otros dos 14 años.
Gonzáles explicó que estos chicos llegaron al hogar porque carecían de un hogar propio que los contuviera. Por ese motivo fueron alojados en el Hogar de Adolescentes Varones, donde debían ser cuidados, resguardados y garantizarse su desarrollo en un entorno íntegro, que les permitiera crecer con valores.
Uno de los imputados era director del Hogar y los otros dos cumplían función de celadores. En el ejercicio de esa función, de acuerdo a lo recabado por la Fiscalía “atentaron contra los derechos de estos adolescentes y vulneraron aun más su situación preexistente, maltratándolos con palabras y formas humillantes, incluso hasta el empleo de violencia física”. El fiscal añadió que los trataban como vagos, mugrientos, ordinarios… los levantaban pateándoles la cama o tirándoles las sábanas, les pegaban con un trapo de piso, los dejaban afuera sin poder entrar al hogar, y a uno de ellos lo tomaron del cuello y le dieron golpes de puño, además de tratarlo de mentiroso. A otros les pegaron con un palo de escoba en la cabeza.
No fue así
Las defensas niegan los hechos y plantean que no se podrán probar las conductas endilgadas. El imputado que fue filmado por los chicos, ejerciendo una de estas conductas, declaró sobre incumplimientos del Estado que no les mandaba partidas suficientes para la comida.