En su revisión de enero, el organismo multilateral cambió el signo de la previsión para el país. En su reporte de octubre estimaba una expansión del PBI del 2,8% para 2024 que ahora ubica en el mismo número, pero en terreno negativo. Un dato destacado es que el FMI prevé un crecimiento del producto de 5% para 2025.
En su último informe, el FMI señala que “la revisión del pronóstico para 2024 se debe al crecimiento negativo de Argentina en el contexto de un ajuste significativo de la política económica para restablecer la estabilidad macroeconómica”.
En cuanto al comportamiento de los índices de precios en el país, sostiene que “se espera que la realineación de los precios relativos y la eliminación de los antiguos controles de precios, la última depreciación de la moneda y su traspaso a los precios hagan subir la inflación en el corto plazo”.
Perspectivas mundiales
Las últimas proyecciones del FMI sitúan el crecimiento mundial en 3,1% en 2024 y en 3,2% en 2025, lo que supone que las previsiones para el año en curso son 0,2 puntos porcentuales superiores a los cálculos realizados en octubre pasado.
Esta mejor perspectiva se explica a una resiliencia mayor de lo esperado en Estados Unidos y en varias economías de mercados emergentes y en desarrollo importantes, así como al estímulo fiscal en China.
De todos modos, las previsiones para 2024–25 son inferiores al promedio histórico de 3,8% (2000–19), ante las elevadas tasas de interés para combatir la inflación, el repliegue del apoyo fiscal en un entorno de fuerte endeudamiento que frena la actividad económica y el bajo crecimiento de la productividad.
Para América Latina y el Caribe, se proyecta que el crecimiento disminuya de 2,5% estimado en 2023 a 1,9% en 2024, y que aumente hasta 2,5% en 2025. Al respecto, señala que “la revisión del pronóstico para 2024 se debe al crecimiento negativo de Argentina en el contexto de un ajuste significativo de la política económica para restablecer la estabilidad macroeconómica”. En cambio, para Brasil, principal socio del país, se registra una mejora de 0,2 puntos porcentuales -crecería 1,7% en 2024-.
Aterrizaje de la economía global
“Las nubes empiezan a disiparse. La economía global inicia el descenso final hacia un aterrizaje suave, con una inflación disminuyendo de manera constante y el crecimiento manteniéndose. Pero el ritmo de expansión sigue siendo lento y es posible que se produzcan turbulencias, afirmó Gourinchas.
Según el economista, siguen existiendo divergencias importantes. Dijo que el FMI espera un crecimiento más lento en Estados Unidos, como consecuencia de la política monetaria restrictiva, y en China, donde la debilidad del consumo y la inversión sigue pesando en la actividad.
En la zona del euro, mientras tanto, se espera que la actividad repunte ligeramente después de un 2023 desafiante, cuando los altos precios de la energía y el endurecimiento de la política monetaria restringieron la demanda. Muchas otras economías siguen mostrando una gran resiliencia, con una aceleración del crecimiento en Brasil, India y las mayores economías del sudeste asiático.
Inflación en el mundo
Otro dato positivo es que la inflación está disminuyendo más rápidamente de lo previsto en la mayoría de las regiones, mientras se disipan los problemas en el lado de la oferta y se aplica una política monetaria restrictiva.
El FMI prevé que el nivel general de inflación a escala mundial descienda a 5,8% en 2024 y a 4,4% en 2025. Se espera que la desinflación sea más rápida en las economías avanzadas, donde se prevé que la inflación descienda 2 puntos porcentuales en 2024, hasta 2,6%, que en las economías de mercados emergentes y en desarrollo, donde se calcula que el índice solo disminuya 0,3 puntos porcentuales, hasta 8,1%
“Ante la desinflación y el crecimiento firme, la probabilidad de que se produzca un aterrizaje brusco ha remitido, y los riesgos para el crecimiento mundial están en general equilibrados”, sostiene el informe.
Al respecto, considera “positivo” que una desinflación más rápida podría dar lugar a una mayor distensión de las condiciones financieras. Aunque, advierte que “Una política fiscal más laxa de lo necesario y de lo asumido en las proyecciones podría comportar un aumento temporal del crecimiento, so pena de un ajuste posterior más costoso”.