En una tarde de tensión y alerta, las autoridades de un establecimiento educativo recibieron una llamada telefónica que alertaba sobre la presencia de una bomba de fuego en el interior del recinto.
La llamada, recibida por la preceptora en su teléfono particular, generó inmediatamente la movilización de una comitiva policial hacia el lugar. Una vez en el establecimiento, se tomaron las medidas necesarias para salvaguardar la seguridad de todos los presentes. Siguiendo el protocolo establecido, se evacuó a la totalidad del alumnado, manteniéndolos a una distancia segura de 50 metros.
A su vez, mientras llegaban los especialistas, desactivaron las tomas de luz y las tomas de gas, para que puedan trabajar sin inconvenientes.
Según el testimonio de la receptora, se registraron aproximadamente nueve llamadas, pero solo pudo atender tres de ellas en los horarios de 13:23, 13:44 y 13:51. En dichas llamadas, una voz masculina repetía insistentemente la frase: «…BOMBA EN LA 720, BOMBA EN LA 720…». Cabe destacar que la duración de cada llamada no superaba los 12 segundos y provenían de un número privado, lo que dificulta la identificación del autor de la amenaza.
Finalmente, el personal de la División de Explosivos, bajo la dirección del Sargento Ayudante García, ingresó al establecimiento y llevó a cabo una exhaustiva inspección en busca de cualquier elemento explosivo que pudiera poner en peligro la integridad física de los alumnos. Tras unos minutos de revisión minuciosa, se informó que no se encontraron indicios de una amenaza real, concluyendo así la diligencia a las 15:10.
No obstante, se ha dado aviso a la División de Policía de Investigaciones para que realice una entrevista personal con la receptora de las llamadas, con el objetivo de rastrear el número desde el cual se realizó la amenaza y así identificar al responsable de este acto irresponsable y potencialmente peligroso.