Un joven de 18 años estaba esperando un remís en la puerta de un boliche en la localidad bonaerense de Cañuelas cuando una patota apareció y comenzó a atacarlo a golpes. Lo desmayaron a trompadas y se burlaron de él: “Lo matamos, ya está muerto”, dijeron entre risas.
El violento episodio ocurrió durante la madrugada del domingo pasado. Demian y sus amigos habían ido desde Virrey del Pino hasta Alcuba, un local bailable de Cañuelas, y la brutal agresión quedó registrada por una cámara del lugar.
De acuerdo al relato de la víctima, los atacantes no se encontraban dentro del boliche, sino que pasaron por el lugar y comenzaron a agredirlos verbalmente sin motivo alguno. Luego les arrojaron objetos y finalmente los atacaron a golpes.
Demian cayó al piso y uno de los agresores le pegó una patada en la cabeza que le provocó la pérdida de conocimiento. Afortunadamente, a pesar de la salvaje golpiza, está fuera de peligro.
“Estábamos tranquilos esperando a que llegue el remís y de la nada empezaron a decir cosas, a buscar para pelear. Nos empezamos a alejar porque no queríamos pelear y ellos la seguían, nos siguieron una cuadra y ahí es donde nos alcanzaron”, detalló el joven en diálogo con TN.
Cuando Demian se desmayó, los agresores continuaron pegándole y entonces Lucía, su amiga, se tiró arriba de él para cubrirlo. “Me tiré arriba de la cabeza porque le querían seguir pegando, me decían que me corra porque me iban a romper los nudillos. Uno de campera me decía ‘está muerto’ y se burlaban”, contó la joven.
Con un accionar en conjunto, otros integrantes del grupo agresor atacaron a los amigos de la víctima. A Brad, uno de ellos, le pegaron y quedó tirado en la esquina. “Desde ahí escuchaba que ponían excusas para pegarle y que la gente no se metiera: cuando él estaba desmayado, le decían ‘violador’”, precisó.
Finalmente, un hombre que circulaba a bordo de su auto se detuvo al ver la pelea e intervino para ayudar a las víctimas. Enseguida llevaron a Demian al hospital, pero allí se encontraron con una situación insólita: no lo quisieron atender. “Me dejaron a un costado hasta que estuve consciente y apenas pude caminar me soltaron. Dijeron que estaban cansados de atender a chicos que llegaban de pelearse borrachos”, explicó la víctima.
El joven se dirigió a su casa y lo atendieron primero en el Hospital Marzetti y luego en el Balestrini de Ciudad Evita. Allí constataron que tenía lesiones en la cara, codo, rodillas, cuello y espalda. Además, perdió dos dientes. Tras realizarle diferentes estudios, comprobaron que se encontraba fuera de peligro.