Habían terminado los alegatos. El Ministerio Público Fiscal ya había solicitado que las dos acusadas, Magdalena Espósito Valenti, la madre de la víctima, y Abigail Páez, sean condenadas por homicidio calificado y abuso sexual gravemente ultrajante. Entonces, en el momento de decir las palabras finales antes del veredicto, Páez agarró el micrófono y afirmó: “Sé que él me perdonó. Ojalá yo me pueda perdonar”. Se refería a la víctima, Lucio Dupuy, el niño de cinco años asesinado a golpes en noviembre del año pasado en Santa Rosa, en La Pampa.
La sentencia del Tribunal de Audiencias de Santa Rosa, a cargo del juicio, se conocerá el 2 de febrero próximo. Ese día, los jueces Alejandra Ongaro, Aníbal Olié y Daniel Sáez Zamora informarán el veredicto condenatorio o absolutorio. “No fijará una pena. Para ello habrá una nueva audiencia en un plazo no mayor a los 15 días a partir de conocerse el fallo”, informó en un comunicado de prensa la Oficina de Comunicación Institucional del Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de La Pampa.
En su alegato de cierre, la fiscal Verónica Ferrero –que estuvo acompañada por el fiscal general Máximo Paulucci y por su par Mónica Rivero– dio por probado que el 26 de noviembre del año pasado, las acusadas “agredieron físicamente, en forma conjunta”, a Lucio entre las 17.30 y las 19.40 ocasionándole múltiples lesiones; y agregó que esas lesiones le provocaron la muerte luego de un período de agonía.
Ferrero, basándose en la autopsia, habló de un maltrato físico continuo –aludió a lesiones de vieja data– y consideró que también quedaron acreditados los abusos sexuales en reiteradas ocasiones.
Según publica, La Nacion, La representante del Ministerio Público Fiscal acusó a Espósito Valenti de “abuso sexual gravemente ultrajante por las circunstancias de realización con acceso carnal vía anal con un objeto agravado por haber sido cometido por la ascendiente (progenitora), con el concurso de dos personas y aprovechando la convivencia con la víctima menor de 18 años y todo como delito continuado en concurso real con homicidio calificado por ser la ascendiente, por ensañamiento y alevosía”.
A Páez, pareja de la madre de Lucio, le imputó “abuso sexual gravemente ultrajante por las circunstancias de realización y con acceso carnal vía anal con un objeto agravado por haber sido cometido por la guardadora, con el concurso de dos personas y aprovechando la convivencia con la víctima menor de 18 años, todo como delito continuado, en concurso real con homicidio calificado por ensañamiento y alevosía”.
Si el tribunal diera por cierta la versión de los hechos del Ministerio Público P.F., a las acusadas les correspondería una pena de prisión perpetua. Por esa razón, Ferrero solicitó que se deje sin efecto la audiencia de imposición de pena (juicio de cesura) y directamente se dicte la sentencia.
El abogado José Aguerrido –que representa al padre de Lucio, Christian Dupuy–, adhirió a esas calificaciones legales y agregó la agravante de odio de género para el homicidio. Sostuvo que esa fue la motivación para matar a Lucio y que ello quedó probado a partir del nivel de “violencia continua” que existió hacia el niño, se informó en el citado comunicado de prensa.
Aguerrido sostuvo “ambas lo atacaron a Lucio o la atacó una y la otra no hizo nada para evitarlo”. Por eso afirmó que las dos fueron responsables por acción u omisión. Y extendió esas acciones u omisiones a las obligaciones legales que tenían para proteger al pequeño.
En cambio, María Silvina Blanco Gómez, defensora oficial de Páez, afirmó que no existió un homicidio agravado sino un homicidio preterintencional, es decir que no existió dolo (intencionalidad) y que la imputada –que admitió haberle pegado a Lucio– no buscó el resultado muerte.
El defensor oficial Pablo De Biasi pidió la absolución de Espósito Valenti por ambos delitos. Aseguró que “en el lugar de los hechos hubo una persona y no dos” y descartó la coautoría del homicidio. “La única testigo fue Abigail”, acotó. También descartó cualquier responsabilidad de la madre por omisión. En forma subsidiaria planteó que, si fuera hallada culpable, solo podría imputársele una conducta preterintencional.
El último alegato fue el de la asesora de Niñas, Niños y Adolescentes, Graciela Massara. Respondió objeciones de las defensas sobre los alcances de la intervención del organismo en este tipo de procesos y reafirmó que existió maltrato infantil por acción y omisión; y reiteró que las acusadas fueron violentas con Lucio.
Antes de dar por finalizada la audiencia, las imputadas hicieron uso de las últimas palabras antes del veredicto. “Todo lo que puedan decir de mí es horrible, por eso le pido perdón a las personas se hayan sentido tocadas por el tema y por toda esta situación, y que lo lloran y lo extrañan como me pasa a mí y a su mamá –acotó–. Y también quiero pedirles disculpas a mi familia y a mi mamá porque le fallé, porque ella no me enseñó estas cosas. No sé realmente lo que pasó, tengo muchas lagunas en la cabeza, y si no conté detalles es porque estoy muy traumada. Sé que él [por Lucio] me perdonó. Ojalá yo me pueda perdonar”, dijo Páez.
La madre de la víctima afirmó: “Se me critica a mí, pero no al progenitor, porque padre le queda grande. A él [Christian Dupuy] se lo justifica cuando la responsabilidad era de los dos. Sin embargo, en todo momento se desentendió de la criatura. Y tampoco es verdad que Lucio no tenía contactos familiares. Tenía contactos con el progenitor, sus abuelos, mi familia y la de Abigail. Si ellos no quedaron conformes con esos contactos será porque no se esmeraron en tenerlos más”.