Poco más de 156 millones de brasileños estuvieron habilitados este domingo para votar tras una de las campañas más tensas y violentas de la historia electoral del gigante sudamericano, quinto país en el mundo por extensión y cantidad de habitantes.
El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva se impuso este domingo en la primera vuelta en Brasil por cinco puntos porcentuales sobre el mandatario Jair Bolsonaro pero no alcanzó el piso necesario para evitar el balotaje del 30 de octubre frente a un adversario que logró un mejor desempeño que el que le auguraban las encuestas y robusteció su posición en ámbitos legislativos y en algunas gobernaciones.
Con el 99,51 por ciento de los sufragios contados, Lula obtenía el 48,31 % y Bolsonaro el 43,30 por ciento, según datos del Tribunal Superior Electoral (TSE). El líder del PT dispone de cuatro semanas para hacer campaña en busca de los votos que le faltaron en esa primera vuelta, debido a que en la jornada de este domingo quedó menos del 1,70 por ciento de los sufragios necesarios para alzarse con la presidencia en el primer turno.
El bolsonarismo sorprendió a los prestigiosos estudios demoscópicos de Datafolha e Ipec, que preveían una victoria de Lula por hasta 14 puntos de ventaja y quizás sin balotaje.