El fiscal Diego Luciani reanudó esta mañana el alegato acusatorio en el juicio contra Cristina Kirchner: rechazó la teoría de una supuesta persecución contra la vicepresienta y dijo que ella intervino para beneficiar ilegalmente al empresario Lázaro Báez.
El fiscal orientó su exposición a demostrar la profundidad del vínculo entre Báez y los Kirchner; exhibió un testamento que, según él, acredita que Báez no disponía de la riqueza a su nombre y recordó operaciones comerciales compartidas por el empresario y el matrimonio presidencial. Es la octava audiencia en la que exponen Luciani y el fiscal que colabora con él, Sergio Mola, para fundamentar los pedidos de pena que formularán el lunes próximo. Una vez finalizada la exposición de la fiscalía, el Tribunal Oral Federal 2 dará inicio a los alegatos de las defensas. Los acusados son 13.
El testamento de Báez
Luciani exhibió el testamento de Lázaro Báez, documento que fue secuestrado en un allanamiento en 2017 a las oficinas de Leandro Albornoz, el escribano de los Kirchner, y consideró que demuestra que Báez no disponía de su riqueza. “El testamento se confeccionó en julio de 2010, mientras regían los contratos entre Báez y los Kirchner por la explotación de hoteles, y le otorgó justamente ante el escribano Leandro albornoz, que unía los negocios entre los Báez y los Kirchner.
El testigo de ese testamento era Roberto Saldivia, un empleado de la empresa Hotesur. El documento establecía que durante 30 años los herederos de Báez, su esposa y sus hijos, no podían disponer de la herencia. “Báez no tenía poder de decisión absoluto sobre el destino de sus propios bienes y de sus empresas por lo tanto, ¿quién concretamente detentaba ese poder?”, preguntó el fiscal.
Sobre el final de su exposición, antes de pasarle la palabra al fiscal Sergio Mola, Luciani citó una exposición del Papa Francisco de 2014. Y aclaró que en ese entonces el exministro de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni adhirió a estas palabras.
“La escandalosa concentración de la riqueza global es posible por la connivencia de responsables del ámbito público con los poderes fuertes. Cuando la situación personal del corrupto llega a ser complicada, él conoce todas las salidas para escapar de ello”, citó Luciani.
Y continuó: “El corrupto atraviesa la vida con los atajos del oportunismo, con el aire de quien dice no he sido yo y llega a interiorizar su máscara de hombre honesto en un proceso de sincronización. No puede aceptar la crítica, descalifica a quién lo hace, trata de inhibir la autoridad moral que pueda poner en tela de juicio, no valora a los demás y ataca con el insulto a quien piensa de modo diverso. si las relaciones de fuerza lo permiten, el corrupto persigue a quien lo contradiga”.
En la audiencia del martes pasado, los fiscales consideraron que el verdadero móvil detrás de las licitaciones para favorecer a Báez eran los negocios del empresario con los Kirchner, a quienes les transfirió millones de pesos entre 2012 y 2013 desde Austral Construcciones a sus cuentas, luego de pasar por Valle Mitre. Los negocios mediante los cuales Báez transfirió ese dinero son parte de los hechos investigados en el caso Hotesur-Los Sauces. Los fiscales sostuvieron que se habían neutralizado los organismos de control para evitar interferencias en el otorgamiento de las obras a Báez y destacaron cómo se había sometido al Congreso a un “apagón informativo” para que no tuviera detalles de las licitaciones adjudicas al empresario.