Sebastián Villa, Benedetto (lo tiró a la tribuna) y Ramírez falleron sus disparos, y Corinthians se metió en los cuartos de final de la Copa Libertadores, donde se enfrentará con el vencedor entre Flamengo y Deportes Tolima.
El resumen de Boca 0 – Corinthians 0 por la Copa Libertadores
Las presencias titulares concretadas por Sebastián Battaglia y los emparches realizados por su colega portugués Vitor Pereira a partir de las numerosas bajas por lesiones en el equipo brasileño, la más emblemática la del experimentado Willian (estuvo en el banco), generaron un partido previsible desde sus raíces.
Boca estuvo entonces obligado a tomar la iniciativa, aunque no sea ese el principal atributo que está empezando a identificar la línea de juego que pretende Battaglia, mientras que los brasileños, con un estilo atípico para los equipos de su país, trataron de plantarse con la mayor solidez posible cerca de su arquero Cassio para tratar de salir de contra si las circunstancias así lo permitían.
A partir de esto fue que por toda lógica futbolera y de contextura de equipo, Boca estuvo forzado a encontrar resquicios por los costados, más por el lado derecho del habilidoso Exequiel Zeballos que por el izquierdo del veloz Sebastián Villa.
Es que el colombiano es más efectivo a campo abierto, y eso fue justamente lo que Corinthians no permitió con su repliegue, por que lo que tenía que buscar Boca era generar espacios donde no los había, y para eso era más útil Zeballos en los mano a mano que Villa con sus corridas.
Sin embargo fue el ex Deportes Tolima quien disfrutó de la primera ocasión de gol para su equipo con un remate de zurda al primer palo de Cassio que fue bien desviado por el corpulento guardavallas visitante.
El siguiente aviso de que Boca estaba imponiendo condiciones en su casa llegó justamente del otro costado de la cancha, cuando Zeballos desequilibró a Fabio Santos y lanzó un preciso centro para la entrada franca de Darío Benedetto, que en su centésima presentación con la camiseta auriazul conectó defectuosamente de derecha enviando el balón muy por encima del travesaño desde adentro de la propia área chica.
Este fue el preanuncio de un primer tiempo fatal para el atacante «xeneize», ya que sobre la media hora iba a tener la mejor oportunidad posible para poner a su equipo en ventaja y la malogró.
La ocasión se generó tras un codazo en su área de Raúl Gustavo sobre el rostro de Guillermo «Pol» Fernández que derivó en un penal sancionado a través del VAR por el árbitro uruguayo Andrés Matonte y Benedetto terminó estrellando contra el palo izquierdo del arco de los paulistas. Después mandaría a la tribuna el quinto en la definición por penales.
A partir de allí se apagó un tanto ese fuego de media hora que había tenido color azul y amarillo, en parte porque el local sintió el impacto anímico de una noche que estaba viniendo torcida y otro tanto porque los visitantes se entonaron con su trabajo defensivo al ver que la suerte no le estaba resultando esquiva.
Esto se hizo extensivo al segundo tiempo, pero más que nada porque los boquense ya no pudieron generar las mencionadas llegadas claras de la etapa inicial ante un rival apreciablemente interior.
Lo mejor del complemento entonces se dio por el costado izquierdo del ataque local con el tándem colombiano Frank Fabra-Villa, ya que por el otro lado Zeballos no tuvo la misma participación del primer tiempo y de hecho terminó siendo el único cambio que ensayó Battaglia, al ser relevado como en la ida por Juan Ramírez promediando el complemento.
Pero como Boca avanzaba pero no atacaba, los brasileños empezaron a sentirse más cómodos y a apostar cada vez con más fichas a un empate como el 0-0 de la ida que los condujera a la definición por penales.
Y esto lo advirtió la hinchada «xeneize», que le empezó a reclamar mayor «prodigalidad» a sus jugadores ante el temor de que alguna vez la historia habitualmente favorable desde los 12 pasos termine fallando.
Pero la arenga no logró encender esa chispa que se les reclamaba a sus futbolistas y entonces el camino seco condujo inevitablemente as los disparos desde el punto del penal, donde los méritos o deméritos de los 90 minutos quedan archivados en el cajón de las excusas y los lamentos para siempre.