Primero estuvieron en París, e hicieron guardia en la casa de Leo durante varios días, hasta que Antonela Roccuzzo paró se sacó una foto y les avisó que no lo verían ya que había ido a grabar una publicidad a Arabia Saudita. De ahí, salieron para Londres, ciudad en la que se jugó la Finalissima ante Italia, pero allí tampoco lograron llegar al ídolo.
Luego, viajaron hasta Bilbao y se apostaron frente al hotel donde estaba concentrada la Selección argentina y colgaron una bandera que decía: “Leo soy Tomi, necesito conocerte. Ni más de 20 cirugías me pararon para llegar a vos. ¿Me das un abrazo?”. Esto llamó la atención de Lio y pidió que los hagan pasar.
“En ese momento se acercó una persona de seguridad para que Tomi y yo pasemos. Nos hicieron entrar al hotel, estuvimos con todos los jugadores y en un momento llegó Leo, que lo abrazó”, contó emocionada la mamá de Tomi a la prensa.
La frutilla del postre ocurrió luego del partido frente a Estonia, Tomás no solo asistió al partido, sino que además se quedó con la camiseta con la que Leo marcó los cinco tantos. “Tomi no paró de llorar en todo el día. Creo que es el sueño de todo el mundo. Está muy feliz y yo toco el cielo con las manos”, dijo la mujer.