Usar ese bidet en un caluroso día en Roma «se sintió como esa vez en tercer grado cuando vi por primera vez la caja de crayones de 64 piezas. Yo pensaba que había sólo un tipo de azul, pero entonces vi el ‘Cadet’, ‘Aguamarina’, ‘Periwinkle’ (bígaro). Y sí, si no soy lo suficientemente claro, la experiencia con el bidet -la frescura radical del caudal de agua por entre medio de mis nalgas, la felicidad absoluta de la limpieza de mis posaderas- cambió mi vida para siempre, como cuando descubrí el turqueza a los 8 años», escribió el autor.
«Ahora, cuando hay un bidet disponible lo uso, mucho. ‘Bideteo’ fuerte. ‘Bideteo’ como si el bidet me debiese algo, como si fuese el último día para hacerlo«, sentenció Young, a lo que asintieron decenas de usuarios en México, Francia, Italia y Argentina, entre otros países.
Como era de esperarse, cuando la esfera argentina de Twitter recibió el artículo del muchacho en Estados Unidos que evangelizaba sobre el bidet no faltaron las felicitaciones por la epifanía, ni las críticas por la versión devaluada con la que The Washington Post eligió ilustrar la nota: se trata de un dibujo de un inodoro de mochila que tiene el adminículo agregado para reemplazar la bacinilla con canillas.
https://twitter.com/Pagina924/status/1528140373775814656?
Ese es el bueno, el que viene de abajo con toda la potencia y se ocupa de TODO. No se como seran esos que el chorro viene de atras, como una babita…..me parecen muy raros….
— 🇦🇷CC ARG USA🇺🇸 (@arg_cc) May 22, 2022