Esta acción se da después de que el Parlamento Europeo condenara a principios de mayo el uso de la violencia sexual como «arma de guerra» en Ucrania, donde Rusia inició una ofensiva militar el 24 de febrero. Ante esta situación, el órgano legislativo europeo pidió a los países que acogen a refugiadas ucranianas que les proporcionen acceso a los cuidados ginecológicos, métodos anticonceptivos y al aborto.
Las agresiones sexuales contra las ucranianas fueron también denunciadas a mediados de abril por el presidente del país, Volodimir Zelenski, quien reportó «cientos de casos de violaciones» constatados en las zonas que habían sido ocupadas por el ejército ruso, «incluidos niñas menores y bebés». También testimonios recogidos entonces por diversos medios ratificaron lo que muchas ONG temían sobre el uso de las violaciones como «arma de guerra».