Las Fuerzas Armadas de Brasil compraron 35.000 comprimidos de Viagra, el remedio que es usado para la disfunción eréctil, para sus tropas, razón por la cual un diputado elevó un pedido de informes al Minsiterio de Defensa para que den explicaciones ante el Congreso, informó este lunes la prensa local.
De acuerdo con el Portal de Transparencia y el Panel de Precios del Gobierno Federal del presidente Jair Bolsonaro, los medicamentos que contienen la droga Sildenafil, fueron adquiridos en ocho licitaciones realizadas por el Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea.
Según consta en la página web donde el Estado está obligado a mostrar las compras guberntamentales, el mayor volumen fue destinado a la Marina.
El diputado Elias Vaz, del Partido Socialista Brasileño (PSB) del estado central de Goiania, hizo un pedido de informes para que los jefes militares expliquen esta compra que fue realizada entre 2020 y 2022.
El gobierno del presidente Bolsonaro, un excapitán del Ejército de extrema derecha, es el que más militares ha cobijado en funciones adminsitrativas, entre 6.000 y 8.000 con salarios extras, desde el fin de la dictadura militar.
«Necesitamos -dijo el diputado Vaz- entender el motivo de esta compra del Gobierno de Bolsonaro usando dinero público para adquirir Viagra en estas grandes cantidades. Las unidades de salud enfrentan falta de remedios para enfermedades crónicas como la insulina y las Fuerzas Armadas reciben millares de comprimidos de Viagra. Queremos saber».
El diario O Globo informó, por su parte, que la Marina y la Fuerza Aérea respondieron que la compra de Viagra es para el tratamiento de pacientes con Hipertensión Arterial Pulmonar (HAP), «un síndrome clínico y hemodinámico que resulta en el aumento de la resistencia vascular en la pequeña circulación, elevando los niveles de presión en la circulación pulmonar».
El origen del viagra
La explicación es inverosímil, pero tiene base científica.
Comenzó originalmente para el tratamiento de angina de pecho, un problema cardíaco que afecta los vasos sanguineos que llevan la sangre al corazón.
La compañía farmacéutica Pfizer buscaba en realidad un fármaco que permitiera relajar estos vasos, pero las pruebas no arrojaron resultados positivos.
Pfizer estaba a punto de abandonar las pruebas cuando los voluntarios que se sometieron a éstas comenzaron a reportar un efecto secundario inusual: muchas erecciones.
Chris Wayman, uno de los científicos de la empresa, estuvo a cargo de investigar qué pasaba.
Wayman creó un «hombre modelo» en el laboratorio: en una serie de probetas, colocó sustancias inertes y tejido del pene de un hombre impotente.
Cada porción de tejido estaba conectada a una caja que, activada mediante un interruptor, enviaba un impulso eléctrico.
La primera vez que hizo esto no pasó nada, pero una vez que agregó Viagra a las probetas que contenían los tejidos, los vasos sanguíneos en éstos se relajaban, como sucede con un hombre cuando tiene una erección.