Los delincuentes destruyen los medidores para hacerse del bronce que éstos contienen, a fin de venderlo luego en el mercado negro a reducidores, que lo revenden con total impunidad, debido a la ausencia de una legislación que establezca un control estricto sobre la actividad de compra-venta de metales.
Lo cierto es que la actividad en ese sentido se ha incrementado considerablemente ocasionando no sólo problemas a los vecinos afectados, sino también un perjuicio económico importante a la Cooperativa y un daño enorme al medioambiente, ya que se desperdician miles de litros de agua tratada, con el costo que ello implica, que inunda las calles de los barrios.
La semana pasada se produjo el robo de más de 30 medidores en los barrios 295 Viviendas y San Martín, a los que se suman los robados este fin de semana en las calles Cacique Casimiro Biguá Norte, Cacique Foyel Norte, Mario Abel Amaya y Elvio Ángel Bel, del barrio 21 de Octubre.