La presencia de este ejemplar fue confirmada por el Instituto de Conservación de Ballenas (ICB) gracias a la fotogrametría, «una técnica que consiste en medir las proporciones del cuerpo de las ballenas fotografiadas desde el aire para determinar cuán gordas o flacas se encuentran y así estudiar el estado general de la población». Gracias a un drone, ahora volvió a verse.«Sentimos una gran emoción cada vez que tenemos la posibilidad de reencontrarnos con ballenas que conocemos hace tiempo y, sobre todo, verla con una nueva cría«, comentó el biólogo Nicolás Lewin, integrante del equipo del Programa de investigación Ballena Franca Austral. Tehuelche se encontraba «El Doradillo», una playa ubicada cerca de Puerto Madryn desde donde se ven las ballenas desde la costa.En 2012, el animal había sido observado desde una lancha que se acercó a ella pensando que era un grupo de cópula. «Fue en esas circunstancias que la hembra dio un giro y se puso panza arriba, en el momento justo que estaba pariendo una cría morfo gris, es decir, de color casi blanco», relata el archivo del ICB.
La historia no tuvo un final feliz, ya que pudieron ver el cuerpo de la cría afuera de la madre, luego adentro y nada más. Dos semanas después, la ballena fue descubierta en el agua, pero sin la cría, lo que confirma que no sobrevivió.
«Ver nuevamente a esta hembra trayendo otro ballenato a la población, es un símbolo de resiliencia y también de esperanza para las ballenas francas de la Patagonia«, expresó Mariano Sironi, director Científico del ICB.