Especialistas en salud mental advirtieron sobre la importancia de no utilizar diagnósticos de «manera indiscriminada» sobre la relación entre adicciones y padecimientos mentales, al ser consultados sobre el caso ocurrido con el músico Santiago «Chano» Charpentier, quien el lunes recibió un disparo en el abdomen por parte de un policía en medio de un presunto brote psicótico, según el parte policial.
La madre de Chano explicó a una periodista del canal TN, a través de un mensaje de WhatsApp, que su hijo «no tuvo un brote psicótico, sino un cuadro de excitación psicomotriz».
«Era un enfermo en consumo, y nosotros somos una familia desesperada pidiendo que lo internen. Chano no atacó a nadie, entró un policía y le disparó sin motivos. No atacó a nadie, y menos a una mujer. Chano no agredió a nadie más que a sí mismo».
«La excitación psicomotriz significa estar agitado, inquieto, ir de un lado a otro, es un cuadro de inquietud motriz pronunciada y constante, una manifestación de un cuadro psicótico en la mayoría de los casos, pero hay que ver qué manifestaciones tenía en ese momento», explicó a Télam Pedro Rafael Gargoloff, médico psiquiatra.
Otras fuentes dijeron a Télam más temprano que efectivos de la Policía Comunal de Parada Robles, en Exaltación de la Cruz, arribaron al lugar tras un llamado que advirtió que un hombre se encontraba agresivo en una de las viviendas.
Una vez en la casa, los policías constataron que se trataba del músico «Chano» Charpentier (39), y trascendió que «se encontraba con brote psicótico aparentemente producto del consumo de estupefacientes», según dijeron los voceros consultados.
En la vivienda estaban la madre y el padrastro del músico, y una ambulancia dispuesta para el traslado de Chano a un centro especializado para su internación. También se encontraba el médico psiquiatra de su obra social, quien, según detallaron, fue amenazado y echado de la propiedad por el propio paciente.
«Un brote psicótico, a diferencia de una excitación psicomotriz, es un episodio en donde se evidencia una pérdida de contacto de la realidad a través de ideas delirantes que no se ajustan para nada a la realidad y que no se modifican con la persuasión, ni con el aporte de pruebas. Frecuentemente, también se acompaña de alucinaciones, escuchar voces que no existen«, definió Gargoloff.
El profesional también dijo que «hay otros comportamientos que acompañan a un episodio psicótico como el pensamiento, conducta y habla desorganizada, es decir, cuando no se entiende lo que quiere expresar, agitación e inquietud psicomotriz, y en ocasiones puede tener otras manifestaciones como violencia, pero esto último no es para nada una característica frecuente de los episodios psicóticos», definió.
Marcela Waisman, psiquiatra y neuróloga cognitiva formada en trastornos del ánimo y adicciones, explicó que «una vez que se empezó a usar sustancias, la sintomatología es variable en el tiempo, y eso también confunde. Se puede presentar como trastorno en el sueño, en el ánimo, en el apetito o en las fallas del pensamiento (que sería el episodio psicótico)», explicó a Télam.
La enfermedad se denomina «trastorno por uso de sustancias», no debería utilizarse la palabra adicto, ni consumo problemático, porque «no existe un consumo de sustancias no problemático para el cuerpo y las personas», sostuvo Waisman. «Todo paciente que consume está expuesto a cambios de conducta y a situaciones en el sistema de salud y judicial y se pone en riesgo», agregó.
Por su parte, en cuanto a los derechos del paciente en la decisión de la internación, indicó que «hay un conflicto con respecto a la ley de salud mental porque tiene conceptos ambivalentes y conflictivos que en la práctica no colaboran. Hay muchas cosas por hacer», aseveró.
«Si estás infartado en la calle nadie te pregunta si te internan o no te internan, el nivel de gravedad hace que tengamos que actuar. Todavía no se comprende que la severidad hace que el paciente en este estado no pueda tomar la decisión», aseveró. «La persona infartada, por ejemplo, no pierde derecho porque decidan por ella internarla, las enfermedades deciden las internaciones, no los profesionales, si se minimiza la enfermedad mental y se lo denomina como problema no se lo está concibiendo como enfermedad», concluyó la doctora.
QUÉ DICE LA LEY
Al respecto, la Ley Nacional de Salud Mental 26.557, sancionada en 2010, establece que «las adicciones deben ser abordadas como parte integrante de las políticas de salud mental», y le otorga a todas las personas con uso problemático de drogas, legales e ilegales, los derechos y garantías que se disponen en la ley en relación con los servicios de salud. Desde 2013 está vigente en el país un protocolo elaborado por el Ministerio de Seguridad de la Nación que fija pautas para todas las fuerzas de seguridad, en línea con la Ley de Salud Mental.
Entre sus principales puntos, se indica que los agentes deben llamar a un equipo de salud y evitar la violencia, respetando los derechos y garantías de esas personas. Sobre las estrategias específicas de intervención, los agentes deben realizar -en primera instancia- una «breve valoración del riesgo», considerando al entorno de la persona para obtener información valiosa para los servicios de salud o sociales.
Sobre cuáles son los pasos a seguir frente a un episodio de este tipo, Gargoloff dijo que lo primero es recurrir al servicio de salud, no a la policía, porque cuando interviene un servicio de seguridad lamentablemente no tiene la capacitación para intervenir y lo hace con medios letales. «Si el servicio de salud mental al cual se recurre detecta que la persona presenta un comportamiento que excede la posibilidad de intervención ahí si dará intervención a la policía, a la Justicia», concluyó Gargoloff.
Por su parte, el médico psiquiatra Ricardo Marcelo Corral, jefe de Departamento de Docencia e Investigación del Hospital Borda y presidente de la Asociación Argentina de Psiquiatras, explicó que los episodios psicóticos se pueden desencadenar a partir del consumo de drogas ya que «son tóxicos que producen una alteración química en el cerebro».
«Todas estas drogas, sustancias o medicamentos que actúan sobre el sistema nervioso central son potencialmente peligrosas, y en el caso de los psicofármacos deben ser utilizados solamente cuando están indicados por un médico psiquiatra», agregó.
Con respecto a las limitaciones en los tratamientos de las adicciones, Waisman advirtió que «existen límites económicos y la inversión en tratamiento de adicciones es bajísima. También hay fármacos para adicciones que no están en el plan médico obligatorio y que deberían estar porque son fármacos aprobados, por ejemplo, la Naltrexona».
También consideró que «hay silencio en cuanto a la prevención, no hay ninguna campaña activa de prevención en adicciones», advirtió. «Las adicciones son enfermedades que se sostienen en el tiempo, hay momentos en que parece que no están, pero siempre están. Hay que acompañar a los pacientes en las consultas, aprender en la enfermedad y buscar el mejor tratamiento validado disponible», concluyó.