Hay opciones antivirales limitadas para el tratamiento de pacientes con COVID-19. La ivermectina (IVM), una lactona macrocíclica con un amplio espectro antiparasitario, ha mostrado una potente actividad contra el SARS-CoV-2 in vitro, según un estudio realizado en la Argentina que se publicó en la revista científica E Clinical Medicine, del grupo editor The Lancet.
La ivermectina es un producto que se conoce más por su uso veterinario. Lo descubrió el científico japonés Satoshi Omura, quién ganó el Premio Nobel justamente por esa tarea. Se usa en humanos en algunas indicaciones específicas como en la llamada “enfermedad de los ríos”, una parasitosis transmitida por una mosca que produce ceguera; en filariasis, sarna y pediculosis.
El papel potencial de la ivermectina contra el SARS-CoV-2 se informó por primera vez en abril de 2020 cuando un grupo australiano publicó resultados in vitro. Desde entonces, múltiples artículos de opinión y algunos estudios intentaron comprender el significado de esos resultados y la utilidad de la ivermectina en COVID-19. La mayoría de los informes observacionales sugieren una actividad potencial que necesita confirmación a través de ensayos controlados aleatorios.
Este estudio -apoyado por la subvención IP-COVID-19-625, Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, Argentina y Laboratorio ELEA / Phoenix– tuvo como objetivo evaluar el efecto antiviral de la ivermectina sobre la carga viral de las secreciones respiratorias y su relación con las concentraciones plasmáticas del fármaco.
Se trató de una prueba para evaluar la actividad antiviral de IVM en dosis altas en 45 pacientes hospitalizados con COVID-19 aleatorizados en una proporción de 2: 1 al estándar de atención más IVM oral a 0 6 mg / kg / día durante 5 días versus atención estándar en 4 hospitales de Argentina.
Los pacientes elegibles eran adultos con infección por SARS-CoV-2 confirmada por RT-PCR dentro de los 5 días posteriores al inicio de los síntomas. El criterio de valoración principal fue la diferencia en la carga viral en las secreciones respiratorias entre el inicio y el día 5, mediante RT-PCR cuantitativa. Se midieron las concentraciones de IVM en plasma.
Se reclutaron 45 participantes entre el 18 de mayo y el 9 de septiembre de 2020. No hubo diferencias en la reducción de la carga viral entre los grupos, pero se encontró una diferencia significativa en los pacientes con niveles de IVM en plasma medianos más altos (72% IQR 59 –77) versus controles no tratados (42% IQR 31-73) (p = 0,004). Los niveles medios de concentración plasmática de ivermectina se correlacionaron con la tasa de desintegración viral (r: 0 · 47, p = 0 · 02). Los eventos adversos fueron similares entre los grupos. No se observaron diferencias en la evolución clínica el día 7 y el día 30 entre los grupos.
Se identificó una actividad antiviral dependiente de la concentración de la ivermectina oral en dosis altas en un régimen de dosificación que fue bien tolerado. Sin embargo, los investigadores aseguraron que se necesitan grandes ensayos con criterios de valoración clínicos para determinar la utilidad clínica de IVM en COVID-19.
“Nuestro estudio aporta evidencia de la actividad antiviral de la ivermectina contra el SARS-CoV-2 en pacientes con COVID-19 a través de un ensayo clínico aleatorizado, controlado y cegado al evaluador de resultados con análisis innovadores”, escriben los investigadores. “El uso de un grupo de control no tratado destaca la necesidad de ensayos controlados y sobre la dinámica de la carga viral en la historia natural de COVID-19”.
“Se identificó un efecto antiviral dependiente de la concentración de la ivermectina en COVID-19, con reducciones significativas en la carga viral del SARS-CoV-2 en las secreciones respiratorias entre los pacientes que alcanzaron una alta concentración de ivermectina sistémica en comparación con los controles no tratados”, concluyeron. “Estos resultados, que no mostraron toxicidad relacionada con el uso de ivermectina en dosis altas, proporcionan evidencia del efecto antiviral y respaldan el diseño de ensayos para investigar las implicaciones clínicas de nuestros hallazgos. También se justifica una mayor exploración de los factores implicados en la biodisponibilidad oral de la ivermectina”.
Por el momento, el fármaco ivermectina -que no está aprobado por la ANMAT- solo debe ser administrado dentro de ensayos clínicos sobre COVID-19 hasta que haya más pruebas, según recomendó la Organización Mundial de la Salud después de hacer la revisión de los estudios publicados. En América Latina, ya hay ciudades y profesionales médicos que indican al fármaco para pacientes con coronavirus. Pero la agencia sanitaria consideró que aún faltan más pruebas sobre su eficacia y su seguridad.
Expertos de OMS revisaron los datos agrupados de 16 ensayos controlados aleatorios (con un total de 2407 participantes), que incluían tanto a pacientes internos como externos con COVID-19. Determinaron que la evidencia sobre si la ivermectina reduce la mortalidad, la necesidad de ventilación mecánica, la necesidad de ingreso hospitalario y el tiempo hasta la mejora clínica en los pacientes con COVID-19 es de “muy baja certeza”, por los pequeños tamaños y las limitaciones metodológicas de los datos de los ensayos
Además, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) desaconsejó hace unos meses la utilización del antiparasitario ivermectina en la prevención o el tratamiento del coronavirus por fuera de ensayos clínicos controlados. La EMA concluyó que “los datos disponibles no apoyan su uso para el COVID-19 por fuera de ensayos clínicos”, informó la agencia con sede en Ámsterdam en un comunicado. “Otros estudios son necesarios para sacar conclusiones sobre la eficacia y la inocuidad del producto en la prevención y el tratamiento del COVID-19”.